Hector Rute Uribe
Académico, Carrera de Kinesiología
Universidad San Sebastián Sede De la Patagonia
Cuando oímos la palabra “frágil” siempre la asociamos a algo delicado o que está por romperse, en este sentido un adulto mayor frágil es aquel que debido a una disminución de sus reservas fisiológicas, tiene un mayor riesgo de declinar su salud, lo que lo sitúa en una situación de mayor vulnerabilidad y riesgo de dependencia. Esto condiciona no sólo a la persona sino a su entorno.
El término de fragilidad suele ser controversial y tiene varias definiciones; sin embargo, las características de un adulto mayor que empieza el ciclo de la fragilidad son: pérdida de peso involuntaria (sin variar dietas), autoinforme de agotamiento, pérdida de fuerza muscular (que implica un mayor riesgo de caída); además de la aparición de sarcopenia (pérdida degenerativa de masa muscular), actividad física reducida y disminución de la velocidad para caminar. Estos cambios se presentan en la mayoría de los adultos mayores, pero solo algunos de ellos se consideran frágiles y el riesgo principal es que estos síntomas pueden provocar incremento en el riesgo de caídas, dependencia, hospitalización y muerte.
Las intervenciones por medio del ejercicio físico, han demostrado su eficacia en retrasar e incluso, revertir la fragilidad y la discapacidad. Además, está demostrada su eficacia en mejorar el estado cognitivo y fomentar el bienestar emocional y si se realizan en grupos como en los talleres del programa “Más Adultos Mayores Autovalentes”, tienen el beneficio de fomentar el bienestar y las redes sociales en el adulto mayor.
Así mismo el entrenamiento de la fuerza, constituye la intervención más eficaz para retrasar la discapacidad y otros eventos adversos. También, se ha demostrado su utilidad en otros riesgos asociados como las caídas, el deterioro cognitivo y la depresión.
Muchos de los síntomas que determinan la fragilidad del adulto mayor no son identificados por los propios familiares, pese a que conviven con ellos. Por eso es importante consultar con un especialista, cuando se manifiesten algunos de estos síntomas. En este sentido, en el sur de Chile no existen muchos geriatras y probablemente lleguen muy pocos con el pasar de los años, ¿Cómo podemos contrarrestar esto? Debemos “gerontolizar” nuestra región de Los Lagos, los profesionales que trabajan con adultos mayores o población general, tienen que poseer conocimientos básicos en estos temas; ya que, de las cifras actuales a nivel nacional, podemos suponer que las atenciones de todo sector (no solo salud) serán demandadas altamente por adultos mayores en los próximos años.
Según el CENSO 2017 la región sigue la tendencia nacional en cuanto a envejecimiento; sin embargo, poseemos un importante nivel de dependencia en nuestros adultos mayores, la cual, sumado a nuestra gran dispersión poblacional y el clima, hacen un panorama especialmente difícil a la hora de definir intervenciones locales.
Sin duda el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA) y el Ministerio de Salud (MINSAL) han hecho una excelente labor en nuestra región generando la mayor cobertura posible en sus servicios; sin embargo, no podemos dejar que ellos hagan todo el trabajo, como comunidad debemos comprometernos a este gran desafío, generando mayor cantidad de redes de apoyo que pueda complementar y facilitar, lo que se ha planificado a nivel de políticas públicas nacionales. De esta manera podemos generar nuestras propias formas de intervención, teniendo en cuenta características de nuestros adultos mayores en la región, las que son distintas a la realidad del país, en cuanto a la baja escolaridad (promedio), nuestra cultura asociada a ruralidad, agricultura, ganadería, pesca o las creencias religiosas, debido a la gran repercusión de la iglesia católica años atrás.
Todo lo anterior será con el fin de devolver a nuestros adultos mayores un poco de lo mucho que han entregado a nuestro presente, no hay mejor manera de agradecerles que asegurando que sus últimos años de vida sean con la mejor calidad posible, con un entorno enriquecido y dándoles la seguridad de que las futuras generaciones seguirán contribuyendo al país en temas de respeto, igualdad e inclusión.