Las organizaciones, federaciones y sindicatos, que representan a la gran mayoría del personal embarcado de las naves mercantes dedicadas al cabotaje, hemos considerado necesario pronunciarnos e informar a la opinión pública sobre el conflicto que desarrolla ARMASUR A.G., entre las autoridades nacionales, contra la empresa SOLVTRANS-CHILE, con el objetivo de sacarla del mercado naviero y dejar cesantes a un gran número de trabajadores.
En efecto, ARMASUR. A.G. que agrupa a muchas navieras y puertos, del sur de nuestro país, desde hace 26 años vienen ejerciendo una defensa de sus propios intereses sin importarles el bienestar y desarrollo de sus trabajadores. Sus actuaciones caen en el ámbito propio de los “carteles” que se ponen de acuerdo para perjudicar a sus competidores de actividad y al personal embarcado en su conjunto. Así nos encontramos con algunos trabajadores que no son contratados, por navieras de ARMASUR, por solicitar el cumplimiento a las leyes laborales, de salud, de navegación y convenios internacionales vigentes en Chile. Por otra parte, los integrantes de ésta asociación han desarrollado una política empresarial que les es común en todos los ámbitos del quehacer marítimo, para vulnerar, y que es contrario a los principios de la libre competencia y el respeto a las leyes. Cuando arremeten contra la naviera SOLVTRANS-CHILE no cabe la duda que el alto estándar, de características Noruega, molestan a los interese de ARMASUR que queda al desnudo por las condiciones de sus buques y el régimen de alta explotación laboral con sus contratos de obra y faena, bajos sueldos, sin derecho al descanso diario estipulado en el Código del Trabajo y que la mayoría de los trabajadores, en tierra, pueden cumplir.
A pesar de que SOLVTRANS-CHILE posee mayor estándar laboral y las de sus buques, de fabricación noruega con tecnologías de punta, puede sostenerse con utilidades económicas que favorecen a sus trabajadores no así ARMASUR que usando altos niveles de influencia con las autoridades, para eximirse de cumplir las normas, han transitado por la línea que definió el Papa Francisco al decir “La enfermedad de nuestra economía es la progresiva transformación de los empresarios en especuladores. No hay que confundir empresario con especulador. El especulador es una figura parecida a la que Jesús en el evangelio llama “mercenario”, contraponiéndolo al “buen pastor”. El especulador no ama su empresa, no ama a los trabajadores; simplemente ve a la empresa y a los trabajadores como un medio para ganar dinero. Despedir, cerrar, trasladar la empresa, no le supone ningún problema, porque el especulador usa, instrumentaliza, “devora” a las personas y a los medios para alcanzar sus objetivos de beneficio.”