Luego de que la comunidad de Puelo presentara durante tres años numerosos recursos legales y demostrara una fuerte oposición hacia la construcción de la Mega Central Mediterráneo, la Superintendencia de Medio Ambiente decretó la paralización de las obras por un periodo de 14 meses.

 

Hace más de un mes la Superintendencia de Medio Ambiente ordenó la paralización de obras de un camino que conduce a la Mega Central Mediterráneo -a cargo de la empresa Inversiones y Rentas Los Andes S.A (IRLA)-, en el Río Manso (Cuenca del río Puelo, Comuna de Cochamó), por iniciar las obras de manera ilegal eludiendo el proceso de calificación ambiental.

 

A raíz de esto, la empresa se vio obligada a presentar un programa de cumplimiento de la norma ambiental, que incluye la paralización inmediata de la obra hasta que se aprueben los instrumentos de evaluación de impacto ambiental. Plan que fue aprobado por la Superintendencia del Medio Ambiente, organismo que sin embargo, no aplicará multas a la empresa ni exigirá restaurar el daño ambiental provocado.

 

“Pese a estar conforme con la detención del camino, lamentamos que el Superintendente Cristián Franz no haya sancionado a la empresa por fraccionar el proyecto con el evidente propósito de eludir los instrumentos de evaluación ambiental y adelantar la construcción del camino de acceso a la central en 3 años. El estudio de impacto ambiental tiene que reflejar los efectos nocivos del proyecto en su globalidad, la Mega Central y el camino que conduce a ésta, que ya ha provocado un grave daño ambiental”, señala Rodrigo Condeza, presidente de la Corporación Puelo Patagonia.

 

Debido a esto último, la corporación acudirá a Tribunales Ambientales. “Creemos que las resolución de la Superintendencia fue poco exigente y la empresa “la sacó barata” luego del inminente daño ambiental provocado, comprobado por la misma entidad. Por estas razones iremos hasta Tribunales Ambientales en busca de que se reconozca el fraccionamiento y se apliquen sanciones por daño ambiental. La responsabilidad de que el camino actualmente tenga 20 km construidos con todas las consecuencias negativas para las comunidades y el medioambiente, es de los dueños de Mediterráneo, me refiero a José Cox, Ignacio Guerrero, Ricardo Bachelet y Roberto Hagemann. En segundo lugar es de la Superintendencia, organismo que ha sido permisivo con el avance de Mediterráneo” enfatiza Condeza.

 

La comunidad de Puelo acusa a la Central Mediterráneo de la supresión de antecedentes relativos a especies nativas y en peligro de extinción por parte de las consultoras que participaron en la elaboración del proyecto, la omisión de análisis de los eventuales riesgos para la salud y seguridad de sus habitantes por erosión de la tierra.

 

Se considera especialmente grave la omisión del proceso de consulta indígena a que obliga la Resolución 169 de la OIT, “aún cuando a escasos km de la proyectada Central se encuentran familias pertenecientes a nuestros pueblos originarios”. Además de no respetar que las cuencas de los ríos Puelo y Manso están consideradas en el tratado binacional sobre Medio Ambiente, firmado por Argentina y Chile en 1991, sobre aguas compartidas.

 

“La paralización de las obras de la Central es un gran logro para la comunidad de Puelo, que busca que este proyecto cumpla al menos con los requisitos mínimos de la evaluación de impacto ambiental, que evidentemente no había cumplido. Eso sí, el fraccionamiento del proyecto es un problema que tenemos con el SEA (Servicio de Evaluación Ambiental). Por otro lado la construcción del camino sin el correspondiente permiso ambiental es un ejemplo de incumplimiento de la normativa vigente. Por mi parte, reafirmo mi voluntad de seguir apoyando a la comunidad y sus organizaciones para que proyectos que atentan contra nuestro medioambiente no avancen”, señala el Senador Alfonso De Urresti.

Este tipo de proyectos se contradice con la Estrategia de Desarrollo Regional de la Región de Los Lagos 2009-2020, que supone valorar, fomentar y reforzar iniciativas relacionadas con la protección de la biodiversidad, la preservación de ecosistemas y el uso sustentable del territorio regional; la declaración por parte del Servicio Nacional de Turismo (SERNATUR) de la Zona como de Interés Turístico (ZOIT); y pertenece a la Reserva de la Biosfera de la UNESCO denominada “Bosques Templados Lluviosos de Los Andes Australes”.