Por: Johanna Concha Rebolledo.
Fonoaudióloga, Magister Interdisciplinario en trastornos de la Comunicación Audición y Lenguaje Carrera de Fonoaudiología.
Universidad San Sebastián
La tartamudez del desarrollo o disfluencia atípica es un disturbio de la comunicación donde se ve alterada la fluidez del habla, se producen interrupciones involuntarias y frecuentes en la continuidad del flujo de habla, podemos observar repeticiones de palabras monosilábicas, de sílabas y de sonidos; bloqueos y prolongaciones. Estas disfluencias no son controladas fácilmente, pueden ocurrir o no con concomitantes físicos como movimientos de cabeza, movimientos de ojos etc.
Su etiología es compleja y multifactorial. La interacción entre varios factores, hereditarios y ambientales, puede justificar la causa de la tartamudez, según Büchel y Sommer, 2004. Estudios de neuroimagen muestran diferentes partes del sistema nervioso central que pueden estar alteradas, y ser responsables por el surgimiento del disturbio. Hay un consenso de que en personas con tartamudez de desarrollo persistente, presentan pequeños cambios en la arquitectura cerebral los cuales pueden ser atribuidos a los factores genéticos. (Foundas y otros, 2001). Otras investigaciones apuntan a que personas con tartamudez en la familia, aumentan el riesgo para la tartamudez persistente. Según (Donaher, 2014) la tartamudez es un disturbio con base neurológica que dificulta la habilidad del hablante para el tiempo y la secuencia de los movimientos necesarios para el habla.
Es importante aclarar la creencia popular que la tartamudez tiene un origen psicológico o emocional, sin embargo los estudios demuestran que las dificultades emocionales que se pueden observar son el resultado de la tartamudez y no la causa, sentimientos negativos como ansiedad, miedo, rabia, timidez, etc. Aparecen debido a la dificultad de la fluidez del habla, estos se ven afectados en diferente grado de acuerdo a cada caso.
El inicio de la tartamudez es variable puede ser súbito, cíclico o persistente. Ocurre predominante en edad pre-escolar (Bakhtiar y otros, 2010). La edad media del surgimiento de la tartamudez es de 30 meses (Reilly y otros, 2009). Frecuentemente ocurre repetición de sílabas iniciales o de pequeñas palabras, sin embargo si esto no es manejado a tiempo, el niño puede comenzar con prolongaciones, tensión, bloqueos, concomitantes físicos, conciencia de la dificultad y reacciones emocionales frente a su habla. (Yairi y Seery, 2015). La tartamudez puede provocar un importante cambio en el habla del niño, y por eso los padres debiesen preocuparse al igual que educadores de párvulo y personal de salud.
Existe un mejor pronóstico de recuperación si la consulta al especialista se realiza en un corto periodo de tiempo desde el inicio de la dificultad, pues la plasticidad neural es mayor, y el menor presenta menor tiempo de duración de las disfluencias. De aquí la importancia de la consulta oportuna al fonoaudiólogo especialista y no esperar a que pase, ya que en algunos casos persiste de la dificultad (Yairi y Ambrose, 2005).
Entonces cuando consultar, cuando los papás notan que el habla del niño presenta una dificultad, el niño comienza con repeticiones de silabas por ejemplo» la pepepepelota», palabras como «pero pero pero pero no quiero jugar», y esto se da en una alta frecuencia de ocurrencia, o si el niño ya ha comenzado a sumar tensión lo que es aún más preocupante por ejemplo bloqueos (quedarse pegado en el sonido) c… casa, repeticiones de sonidos como «P.p.p.papá»o prolongaciones eeeeeese niño». Ésta falta de fluidez altera el habla normal de su hijo y puede interferir seriamente en la comunicación, desarrollo social y escolar, donde el niño evitará disertaciones, lectura en voz alta, participar en actos, etc., por lo que es necesario tratarla a tiempo.
Que es lo que los padres y su entorno deben evitar: No le dé recomendaciones como: toma aire, respira, repite la palabra que te cuesta, o completar las oraciones del niño, no mirarlo cuando habla o mirarlo colocando «caras», apurarlo para que termine de decir sus ideas, Interrumpirlo, pedirle que hable con rapidez y precisión, hacerle muchas preguntas, hablarle rápido etc. Conductas que muchas veces los padres realicen como una forma de ayuda, sin ser conscientes que éstas aumentan la dificultad del niño.
La terapia promueve la fluidez en el habla de niños con tartamudez, se puede dar de forma directa con el niño cuando la tartamudez ha avanzado o de forma guiada con los padres cuando ésta recién comienza. Los resultados en niños pequeños dependerán no solo del niño sino en gran medida de la colaboración de sus familiares ya que en ocasiones en necesario realizar modificaciones en la interacción comunicativa como para ayudar en la transferencia y manutención de las conductas aprendidas al entorno familiar.
Consultar e Iniciar la terapia lo más temprano posible es fundamental para aumentar la posibilidad de recuperación. Es importante saber que nadie es culpable de la disfluencia, ni los padres y mucho menos el niño. La conducta que tenga su entorno, la forma en que se relacionan y comunican con él, frente a ésta dificultad será lo más importante para el niño con tartamudez. No olvidar que el niño es igual que lo otros niños, sólo que ahora muestra algunas dificultades para hablar.