El pasado 1 de abril entró en vigencia la Ley de Inclusión Laboral, que establece que las entidades públicas y privadas con 100 o más trabajadores deben tener un 1% de empleos para personas en situación de discapacidad, a objeto de fomentar la inclusión en el país.
Coincidentemente, ese mismo mes, un grupo de cuatro jóvenes trabajadores cumplía cinco meses desde su incorporación a CMPC, a través del área de Recuperación de Planta Buin de Envases Impresos, en línea con la política global de la compañía, que cuenta con cerca de 130 colaboradores con algún tipo de discapacidad en sus filiales chilenas.
Rodrigo Muñoz, que tiene síndrome de Down, junto a Bryan Mosqueira y los hermanos Nicolás y Luis Seguel, quienes poseen una discapacidad intelectual, evalúan positivamente su ingreso a la empresa, donde realizan labores que las máquinas no pueden hacer, como el desgaje, pegado y selección de cajas, procesos necesarios para la correcta entrega de productos a los clientes.
“Vamos a revisar cajas, separarlas, dejamos las malas y las buenas aparte”, explica sobre sus tareas Rodrigo Muñoz. Por su parte, Luis Seguel se muestra agradecido de la forma en la que fue acogido. “Me gusta trabajar en la planta. Mi jefe, Mauri, es buena onda. Él me ha enseñado a amarrar y ordenar los pallets”, afirma.
El subgerente de Planta Buin de Envases Impresos, Pablo Cevallos, explica que previo a la incorporación de los jóvenes, el departamento de Desarrollo Organizacional de dicha filial se capacitó, al igual que las distintas áreas, jefaturas y supervisores. “Además, se realizaron charlas de sensibilización para el resto de los colaboradores. Luego de la contratación de los jóvenes, hemos recibido apoyo y capacitación en terreno de una terapeuta ocupacional y de organizaciones especializadas. Siempre hemos pensado en el bienestar y en el proceso de cambio de ellos”, asegura.
“La idea es incluirlos y darles un trabajo que no sea inventado, sino que sea un aporte para la empresa”, aseguró el auxiliar a cargo del grupo, Mauricio Villegas, quien además afirma que no hay un trato diferenciado, “tienen los mismos tiempos y espacios que cualquier trabajador”.
Y es que la política global de CMPC es integrar a personas con algún tipo de discapacidad y darles las mismas oportunidades laborales que al resto de sus casi 17 mil trabajadores en los ocho países en los que tiene presencia operativa.
El balance de estos nueve meses ha sido positivo para la planta, afirma Pablo Cevallos. El proceso, afirma “ha generado un gran compromiso entre los colaboradores y los jóvenes del programa de inclusión. Ha sido también una experiencia enriquecedora para las dos partes: para ellos, por acceder a su primer trabajo formal, y para nosotros como empresa hemos visto mejorado el clima laboral y las relaciones entre distintas áreas. Nuestros nuevos colaboradores en este corto periodo ya se han hecho un lugar al interior de la organización y son conocidos, queridos y respetados por todos”.
Junto con mejorar el clima laboral, los cuatro jóvenes han dado muestras de profesionalismo y dedicación. “No nos equivocamos en darles una oportunidad y han sido un verdadero aporte para la empresa al realizar un trabajo que las máquinas no pueden hacer”, señaló Cevallos, quien considera seguir nutriendo su dotación con más personas con discapacidad. “Ha sido una experiencia muy satisfactoria. Nos encantaría poder extender este programa a otras áreas de la empresa”, asevera.