Scarlett Molt, Seremi de Salud Los Lagos
En Chile, el cáncer es la segunda causa de muerte, registrándose un aumento en los últimos años de un 41% en la tasa de mortalidad. Además, se estimada una incidencia de uno 50 mil nuevos casos al año, pese a las diversas estrategias que hemos impulsado desde Salud, centrando nuestros esfuerzos en posicionar la promoción de la salud para impulsar el control de factores de riesgo y favorecer el autocuidado.
Nuestro principal objetivo sanitario es reducir la tasa proyectada de mortalidad por cáncer y eso será posible en la medida que tomemos conciencia de la importancia del autocuidado, donde el principal actor es la comunidad, ya que las condiciones sociales en que las personas viven y trabajan, impactan sobre la salud; las decisiones diarias que tomamos en nuestra vida tienen repercusiones sobre nuestro bienestar.
Según datos encontrados en la Estrategia Nacional de Salud (ENS), el envejecimiento poblacional conlleva un aumento de la probabilidad de desarrollar cáncer, estimándose que en la siguiente década, la tasa de mortalidad por esta patología se duplicará, superando como primera causa de muerte a las enfermedades cardiovasculares, mientras que, actualmente, ya corresponde a la primera causa de años de vida potencialmente perdidos.
En nuestra región, las cifras nos muestran que de acuerdo a las tasas de mortalidad asociada a tumores malignos, predominan el cáncer de próstata (desplazó al cáncer gástrico en los últimos años desde el primer lugar), estómago, vesícula y pulmón en ambos sexos. Las mujeres presentan tasas más elevadas de cáncer de vesícula respecto del resto del país y en comparación con los hombres de nuestra región. En tanto, los hombres lideran las tasas de cáncer de estómago y pulmón, casi duplicando las cifras de mujeres.
Es por ello que, si bien existe el apoyo y la participación activa del sector salud (público y privado) y del intersector -enfatizando en la importancia de la detección precoz y tratamiento oportuno- debemos empoderarnos y darnos cuenta a tiempo de las señales que nos indican que algo no está bien con nuestra salud.
Existen cuatro factores de riesgo conductuales que tienen en común ser dependientes de los estilos de vida y, por tanto, potencialmente modificables: el tabaquismo, la alimentación no saludable, actividad física insuficiente y consumo abusivo de alcohol, por lo que es imperante hacer un auto chequeo y cambiar ciertos hábitos que nos destruyen día a día.
Frente a esto, estamos pensando también en las futuras generaciones, enfocando la promoción de la salud a los niños y sus padres, porque precisamente adoptamos hábitos y conductas desde pequeños. Por eso hemos realizado actividades educativas en los establecimientos de la región, para enseñarles cómo detectar a tiempo las señales de alerta del cáncer infantil, con especial énfasis en el cáncer de piel y bucal, que son prevenibles tomando en cuenta algunas medidas de protección y donde también las comunidades educativas cumplen un rol fundamental.
Nuestro compromiso como Gobierno es entregar una salud oportuna, digna y de calidad a todos los chilenos y chilenas, pero necesitamos además que cada uno tome conciencia de la importancia de prevenir, de cambiar hábitos, de tomar decisiones diarias que nos ayuden a estar saludables, porque Chile lo cuidamos todos.