Karoll Ibáñez Goudeau
Directora Ped. En Educación Física
Universidad San Sebastián, Sede De la Patagonia.
A propósito de la medida adoptada por el Consejo Nacional de Educación, que indica que la asignatura de Educación Física, pasará a ser electiva en 3° y 4° año de Educación Media, convoca a una profunda reflexión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que los niveles recomendados de actividad física para la salud en niños y jóvenes de 5 a 17 años, son como mínimo 60 minutos diarios de intensidad moderada a vigorosa.
La clase de Educación Física, si bien es cierto, no resuelve este requerimiento, sin duda aporta con un espacio destinado a la práctica del ejercicio físico; también aporta con una mirada profesional colabora en encausar a los jóvenes hacia un estilo de vida activo y saludable a través de recomendaciones basadas en el sustento recibido durante la formación profesional.
La evidencia científica indica que la actividad física tiende a disminuir durante la adolescencia producto de varios factores, entre ellos los cambios físicos y emocionales, las presiones sociales y académicas. Es por esto que la motivación por parte de los adultos y, en especial por los profesores de Educación Física de los colegios, es fundamental.
Lo que se espera es que un joven disminuya el tiempo destinado a actividades sedentarias y aumente aquel destinado al juego activo y la participación deportiva. A través de esta participación, en juegos, actividades y deportes, no solo se consiguen aprendizajes desde lo motriz. La Educación Física es uno de los espacios donde de mejor manera se producen aprendizajes sociales, que tributan a la sana convivencia.
Es en el juego y en la interacción propias de la clase, donde se evidencian actitudes de solidaridad, colaboración, empatía y también el egoísmo como la agresividad, por lo tanto, la clase de Educación Física es el espacio propicio para modelar, potenciar lo positivo y encausar lo negativo, aportando así al desarrollo integral de los jóvenes.
Hoy se habla de la importancia de incorporar la educación emocional al currículo escolar, lo que parece algo importante, y qué mejor lugar para educar las emociones, que a través del juego, elemento fundamental a través del cual se desarrollan los contenidos propios de los programas de estudio de la Educación Física Escolar. Es aquí donde se aprende que se puede ganar o perder un juego.
Si se enseña a jugar respetando las reglas, ser un ganador que celebre su triunfo sin descalificar al otro y aprender a que cuando se pierde, se puede volver a intentar … eso es aprendizaje emocional, aprendizaje que nos sirve para vivir la vida y mirarla de manera diferente. ¿Entonces, que les vamos a dar a elegir a nuestros jóvenes de 3° y 4° medio?