Elena Jiménez Milanca
Directora de Carrera Ingeniería en Informática
Sede Puerto Montt
No es la intención de esta nota generar un debate político, pero si revisar el cómo se gestaron los últimos hechos en nuestro país, que según el ángulo que se miren, pueden ser negativos, necesarios, explosivos, etc.
Los jóvenes hoy en día tienen una cosmovisión distinta a la que tenían los jóvenes de 30 años atrás, donde la forma de comunicarse llevaba tiempo, con lo que la respuesta en consecuencia también era lenta. Las redes sociales vinieron a cambiar todo eso, ahora, en este instante se comparte información velozmente y la ubicuidad ya no es importante sino el mensaje en sí…y su intención.
Por ejemplo el concepto del “conocido” y amigo: ahora todo aquel que esté en el grupo de amigos virtuales es un AMIGO y se puede llegar a compartir mucho de mucho con ellos.
Ante esto, nos hemos convertido en personas que necesitan esta compañía, validación, reconocimiento, que por cierto, todo ser humano antes necesitaba sin las redes sociales, pero que ahora, esa necesidad se ha vuelto casi convulsiva y para lograr esto, casi se recurre a cualquier tipo de contenido.
Es aquí entonces que el alcance de las redes sociales y los distintos objetivos de cada una (videos, chat, citas, debate, etc.) han alcanzado límites insospechados. Nace entonces el hashtag (#) como una forma de contextualizar el mensaje, la forma de dirigir la esencia del mismo a un público simpatizante y compatible con esos intereses.
Ciertamente, el día miércoles 16 de octubre del año en curso, un grupo de usuarios de estas redes creó el hashtag #EvasiónMasiva y también se creó uno que generó debate por la falta de ortografía: #EvacionMasiva, sin embargo ambos fueron incluidos en miles de mensajes que finalmente “organizaron” una evasión masiva en el metro que dio pie a otros eventos lamentables. Aclaro, esto no ocurrió por el hashtag, sino que éste contribuyó a la organización de los ciudadanos para manifestar su descontento con las situaciones que les aquejan.
Lo anterior es un ejemplo de la fuerza de la conversación en redes virtuales, donde lo que prima es el mensaje y no quien lo envía, algo que por además es uno de los riesgos de dichas redes.
Tuvimos entonces diversas noticias falsas en las redes que marcaron hitos y jornadas durante estos últimos días, por ejemplo el de cortes de suministros básicos, el robo por parte de instituciones del estado, hechos violentos varios, que finalmente no fueron ciertos ¿ o si? He ahí el punto.
La verdad es que no se sabe, porque esta avalancha de información que generan las redes sociales tiene la característica de ser así: INCIERTA… No sabemos qué tan verdadero es el mensaje que nos llega, pero nos provoca emociones, inseguridades, conformidad, etc., porque reaccionamos a ellas, las redes sociales, como si fueran dueñas de la verdad.