Dra. Sandra Bravo; Ingeniero Pesquero; Directora Instituto de Acuicultura, Universidad Austral de Chile
Con sorpresa nos hemos enterado del Proyecto de ley que crea el Ministerio de Agricultura, Alimentos y Desarrollo Rural, en el que se argumenta la Modernización del Estado, con el objetivo de contar con un aparato estatal más ágil y competente.
Al igual que lo expresado por la Sociedad Chilena de Ciencias del Mar en su declaración Pública, llama la atención que se proponga un “Ministerio de Agricultura, Alimentos y Desarrollo Rural”, del cual dependa la “Subsecretaría de Agricultura, Alimentos y Desarrollo Rural” y la “Subsecretaría de Pesca y Acuicultura”. Esto porque se trata de dos actividades económicas de alta relevancia para Chile, con sus propias problemáticas, lo que podría entrabar su gestión más que agilizarla como se plantea en su justificación. A su vez, llama la atención que la “Subsecretaría de Agricultura, Alimentos y Desarrollo Rural”, lleve el mismo nombre del Ministerio que se propone, lo que de alguna manera refleja la poca relevancia que le estaría dando el Estado a las actividades de Pesca y Acuicultura, que juntas son la tercera actividad económica en importancia para el país, cuyo aporte a Octubre de 2019 fue de US$5.708,5 millones, según consta en el Informe Sectorial de Pesca y Acuicultura (2019).
Chile es reconocido internacionalmente como una potencia pesquera y líder en la acuicultura mundial. Ostenta el segundo lugar en la producción de salmones desde 1992, actividad que se inició a fines de los 1970´s. Es el primer exportador de mejillones a nivel mundial y el segundo productor mundial después de China. Además, tiene pendiente una serie de desafíos en materias relacionadas con la pesca industrial, pesca artesanal, pesca recreativa y acuicultura de pequeña escala entre otros.
Históricamente se le ha solicitado al Estado reforzar la institucionalidad para la Pesca y Acuicultura, la que desde 1979 ha estado bajo el paraguas de una Subsecretaría de Pesca, dependiente del Ministerio de Economía, con una limitada y restringida autonomía en la toma de decisiones y manejo de recursos económicos. Sin dudas, el sector Acuícola-Pesquero requiere de una modernización y de mayores atribuciones acorde con la relevancia de estas actividades productivas, lo que amerita que estén enmarcadas en un “Ministerio de Pesca, Acuicultura y Asuntos Costeros”, como también lo plantea en la declaración pública la Sociedad Chilena de Ciencias del Mar.
Es deseable que, con una institucionalidad fortalecida, con suficientes recursos asignados y profesionales técnicos en la materia, que cuenten con las competencias para enfrentar los desafíos actuales y futuros, se puedan implementar programas de seguimiento y control tanto en pesca como en acuicultura, que permitan ejercer una explotación sustentable en el tiempo, apoyada por investigación científica de alta calidad, como ocurre en otros países para los cuales la pesca y la acuicultura son actividades económicas importantes.
Sin embargo, considerando que la actividades de pesca y acuicultura son generadoras de alimento, como lo es la actividad agropecuaria, la generación de alianzas en torno a la seguridad alimentaria debiese fortalecer a ambos Ministerios, como ocurre por ejemplo en Noruega, país que en 2004 creó el Norwegian Food Safety Authority (NFSA), del cual forman parte el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Pesca y un tercer Ministerio de salud.