Frente al contexto sanitario nacional y mundial derivado del brote por COVID-19, queda en evidencia la vulnerabilidad de las personas y las sociedades que construye. ¿Será que el futuro de la humanidad solo se percibe en riesgo cuando las experiencias dolorosas o catastróficas se viven más cercanas?, pareciera ser que la comprensión o solidaridad hacia las demás personas se hacen potentes sólo en escenarios adversos, cuando se ve involucrado el colectivo o la totalidad de grupos humanos.
Se hace imposible hablar de humanización sin alejarse del concepto de modernización, si miramos un poco de nuestra historia, podemos observar como la evolución humana se ve fuertemente relacionada al dominio y expansión en la Tierra. Muestra de ello pueden ser la modernización de los sistemas de salud frente al proceso de salud -enfermedad derivado de las conductas y experiencias humanas, la erradicación de enfermedades epidémicas, cambios en los estilos de vida, la fabricación de tratamientos farmacológicos eficientes y eficaces como medio de prueba del potencial del ser humano, como especie dominante del planeta.
Cuando hemos alcanzado una forma de vida de amplia conectividad, modernización e industrialización, generando una relativa seguridad de permanencia y dominio de la especie, donde todo es altamente reemplazable, incluso las personas; solo hasta cuando se experimenta cerca el dolor o temor, somos capaces de comprender la debilidad del ser humano.
El autocuidado surge como respuesta para evitar el dolor o sufrimiento individual o familiar. En la actualidad, debido al contexto sanitario, nos vemos obligados a adoptar medidas que permitan atenuar, mitigar o retrasar este sufrimiento. Pareciera ser que cuando nos hacemos conscientes de la debilidad, recién ahí se adquieren conductas que orientan hacia el autocuidado individual y familiar, hoy en contexto de pandemia, se ve reflejado en mantener confinamiento, uso de elementos de protección personal como guantes, mascarillas, distanciamiento social, apoyo psicológico entre otros para enfrentar las problemáticas derivadas del confinamiento y del temor o dolor sentido.
¿Cómo ser conscientes y empáticos con el sufrimiento global de la humanidad?, moralmente podría resultar fácil de comprender, el personal de salud se esfuerza por humanizar sus cuidados aún en situaciones de saturación de los servicios de salud, respetando su ética profesional. Pero… ¿Cómo se sensibilizan las personas, cuando las experiencias y oportunidades son tan diversas?, ¿Porqué la especie humana debe orientar su actuar en la humanización, si debiera ser su esencia? Las respuestas creativas y colectivas organizadas deberían surgir como medio para superar la crisis, encontrando formas de vida más sustentables, racionales e inteligentes emocional y ecológicamente, en equilibrio con nuestra diversidad, pensando en replantear la forma de vida humana para la post-crisis.
Escrito por Mg. María Isabel Riquelme Rivera, Directora Escuela de Enfermería Universidad Austral de Chile Sede Puerto Montt.