Marcela Silva Hormazábal IEPE UACh
Catalina Iturbe Sarunic CIBA UACh
“Todos los niños y niñas tienen derecho a una educación de calidad, que valore y respete sus raíces”
Hoy en día nuestro país y en específico nuestra ciudad es un territorio cada vez más multicultural, con la llegada de inmigrantes de distintos países, en su mayoría provenientes de Venezuela, Haití y Colombia. Desde esta premisa, la formación de profesores tiene la responsabilidad de promover espacios de aprendizaje en los cuales todos los niños y niñas tengan las mismas oportunidades. En este sentido, el capital cultural de cada estudiante, cobra relevancia como generador de situaciones de aprendizaje, con potencial integrador, tanto de culturas, como de disciplinas.
En este contexto, como formadoras de profesores, impulsamos a nuestros estudiantes a generar espacios educativos que promuevan una educación integral, contribuyendo a forjar en los niños y niñas el respeto por las diferencias sociales, étnicas, culturales, religiosas o geográficas.
Asimismo, la Unesco plantea directrices para la educación intercultural (2015), aludiendo a la necesidad de avanzar en políticas que promuevan comunidades educativas que respeten y valoren la identidad cultural de cada estudiante. Para ello, plantea cuatro dimensiones a considerar, poniendo énfasis en la formación, para robustecer la gestión de la diversidad desde una perspectiva intercultural. Considerando este planteamiento, los futuros profesores deben ser capaces de gestionar actividades que promuevan la inclusión a través de un enfoque multicultural que encause una educación que valore y reconozca las particularidades culturales de cada integrante de las comunidades escolares, de esta manera se espera lograr aprendizajes de calidad para todos.
Desde este punto de vista, hemos impulsado incorporar, como estrategia didáctica, actividades integradas con génesis en el contexto, de esta manera, cada particularidad del capital cultural de los niños y niñas cobra relevancia y funciona como andamiaje hacia un aprendizaje significativo. Así nace la iniciativa integración disciplinar y trabajo colaborativo, creemos que con ella se pueden promover experiencias que desarrollen, por una parte, competencias y por otra, formen adultos empáticos, solidarios, respetuosos y capaces de trabajar en equipo por un objetivo común.