Hablar de la verdad ciertamente constituye un tema complejo que tiene varias aristas, desde sus orígenes existen muchas controversias hasta nuestros días, existiendo una ciencia filosófica que se ha encargado de explicarla por medio de diferentes próceres de la sabiduría, pasando por diferentes interpretaciones de oriente a occidente, adosándola a otros grandes temas que mueven a la humanidad como la religión y la política que fundamentalmente están ligadas al poder como lo plantea Michel Foucoult en su libro “Las palabras y las cosas”.
Para los griegos hay dos teorías filosóficas opuestas de la verdad, las cuales han sido difundidas a lo largo de la historia, haciendo la distinción entre el objetivismo y el relativismo. En el caso del objetivismo manifiestan que la idea de verdad es independiente de las personas o grupo que la formula. Por otro lado, cuando se mencionan el relativismo considera que la verdad depende o está en relación con el sujeto, persona o grupo de personas que la proclama, es decir el relativismo aparece cuando por ejemplo en el caso de las opiniones son verdaderas cuando las personas que la defienden les parecen verdaderas, en consecuencia, el relativismo mantiene que existen muchas verdades acerca de las cosas o al menos tantas como personas creen tener el conocimiento de ellas.
Durante la Edad Media la verdad era basada en la Biblia, afirmando que Dios creó el mundo y a todas las personas. En cambio, en la Edad Moderna la verdad se basaba en la lógica, por lo tanto, las verdades son racionales, comprobables e irascibles. Partiendo de la conciencia como evidencia primaria, basándose en palabras de Descartes quién señaló “Pienso luego existo”. El época posmoderna se han diversificado las teorías que proclaman verdades absolutas que terminan por ser peligrosas a los ojos de quienes las proclaman generando discursos grandilocuentes que han dividido en mundo entre buenos y malos dejando un telos dicotómico que se desprende de matices.
Con el tiempo lo que ha prevalecido es el carácter subjetivo de la verdad, pues con esto se reconoce que cada uno puede aseverar algo según su perspectiva, enseñanza de la vivencia que es lo que le pasa a una persona internamente y la experiencia basada en lo que se conocer por haberlo practicado en algún momento, que tiende a confundir el hecho de transmitirlo a los demás.
Para la RAE, la verdad presenta siete definiciones, de las cuales voy a seleccionar tres, atreviéndome a dirimir según mi propia subjetividad, las cuales son: Uno “Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente”, dos “Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa”, tres “Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente”.
En concordancia con las definiciones oficiales, es plausible entender que todas ellas llevan a pensar en la facultad que tenemos los seres humanos de conocer las cosas, dándole una interpretación, es decir como se planteaba anteriormente las definiciones están más relacionadas con el grado de subjetivismo que podemos darle según nuestros propios conocimientos, lo cual puede ser justificado con la imagen que percibimos por nuestros sentidos.
Para un análisis más completo del concepto de verdad, es imprescindible conocer en principio las conceptualizaciones que han planteado los grandes filósofos a través de la historia, por lo tanto, voy a presentar los pensamientos más relevantes que han quedado plasmados en diferentes obras de los siguientes pensadores:
- Sócrates se refería a la verdad afirmando que “El hombre es capaz de conocer la verdad, de superar la opinión, elevándose al conocimiento de los conceptos de lo universal”, su discípulo Platón planteaba que “el conocimiento tiene como objetivo encontrar una definición inequívoca al saber de todas las cosas”.
- Para Descartes la verdad es “la conformidad entre lo que se dice, piensa o cree y la realidad, lo que es o lo que sucede”, este filosofo basaba su pensamiento en el reconocimiento de la existencia de un Dios, donde la sustancia estaba relacionada con el cuerpo y lo pensante en el alma para llegar a la verdad.
- Luego Imanuel Kant dedicó gran parte de su vida a reflexionar sobre la verdad, llegando a varias conclusiones un tanto complejas, pero dilucidando que “…consiste en el acuerdo del conocimiento con su objeto. En consecuencia, de esta simple definición de palabra, mi conocimiento no debo considerarlo como verdadero, sino a condición de su conformidad con el objeto, según esto, yo no puedo comparar el objeto más que con mi conocimiento, puesto que únicamente le conozco por él”
Son muchos otros los filósofos que han reflexionado acerca de la verdad, pues lo que resulta relevante de todo esto es que en la mayor parte de sus definiciones coinciden con la forma, más el fondo que plantea cada uno defiende “su propia verdad”, la cual debemos aprender a colocar en perspectiva muchas veces sin emitir juicios, para rescatar la esencia que cada uno quiere colocar sobre la mesa, para una reflexión que tiene diferentes orígenes, dando a entender que esta búsqueda permanente ha sido el objeto de estudio de muchas generaciones pasadas y lo más probable que también ocurrirá en el futuro, lo importante es el grado de convencimiento al cual llega cada uno, con sus distintos argumentos que pueden servir para complementar su propia definición de verdad.
En otro plano, la búsqueda permanente de la verdad implica el estudio de varios otros conceptos que tienen como objetivo instruir y nutrir al ser humano de diversas herramientas, para comprender su origen y plasmar su camino futuro, lo cual implica la práctica de valores morales que están por sobre todo el actuar, el cual debe tener la coherencia necesaria para construir conocimientos éticos y filosóficos que reconozcan su universalidad, por sobre cualquier dogma imperante en sus arraigos iniciales como persona.
El maravilloso viaje hacia la búsqueda de la verdad constituye una aventura que abre el pensamiento hacia las diferentes teorías existentes, que pese a los años no pierden vigencia, ellas expresan diferentes puntos de vistas que deben ser asimilados en su debida medida, lo importante es asumir que no existen absolutismos, donde los errores son perecederos y las verdades perfectas, pues existen matices que debemos saber ponderar.
Por su parte la tolerancia como un valor que viene a equilibrar todo pensamiento absoluto, donde la verdad puede resultar inconclusa o simplemente descartada, pero debemos saber escuchar quienes tienen sus propias verdades, pues ellos basan en sus experiencias esas aseveraciones, así como también lo realizamos en nuestra cotidianeidad.
En la tarea de cultivar el hecho de saber interpretar las diversas verdades, a través de uso de los medios que nosotros tenemos, para poder formar nuestros criterios pensando en el bien superior, teniendo plena conciencia de que cada día surgirán nuevas verdades, emanadas por la evolución natural de nuestro pensamiento, guiado por los acontecimientos dinámicos y fluctuantes, donde lo fundamental es ir formando un repositorio propio que pueda tomar las enseñanzas que tienen eco en el mundo que nos rodea, lo cual lleva a comprender que el respeto constituye una forma valorar la posición de otro aunque no estemos de acuerdo.