A pocas semanas de que comience el verano el calor llegó para quedarse y con ello, también diversas formas de hacerle frente. Entre ellas, existen herramientas que ayudan a prever y tomar decisiones informadas, como el reciente Atlas de Riesgos Climáticos que acaba de lanzar el Ministerio del Medio Ambiente[1], y también hay prácticas muy comunes, como por ejemplo abrir las ventanas.
Pero en un año especial, no basta con abrir las ventanas y ventilar, ya que este práctico ejercicio para reducir la temperatura de un espacio cerrado puede aumentar el riesgo de que ingresen virus o elementos no deseados.
A esto se suma el fenómeno de las islas de calor, que se producen con gran frecuencia en asentamientos urbanos debido a la alta concentración de concreto, y que genera temperaturas incluso mayores en los espacios abiertos, por lo que la solución para enfriar un ambiente interior pasa necesariamente por invertir en tecnología.
Un sistema de aire acondicionado es un buen comienzo. “Nuestra tecnología de motor Inverter permite mantener la unidad prendida sin involucrar un gran consumo de energía, evitando las alzas que se dan al prender y apagar constantemente el equipo. Esto ayuda tanto a una baja considerable en el uso de energía como también el gasto monetario asociado”, sostiene Milena Santos Romay, Directora de Marketing Estratégico y Producto Unitario de Daikin.
Al mismo tiempo, para enfrentar los aumentos de temperatura se han hecho importantes avances en términos de aislación de viviendas y edificios, utilizando cada vez más termopaneles y perfiles de PVC en ventanas, terminaciones que, complementadas con una unidad de aire acondicionado, ayudan a mantener una temperatura ideal en los hogares, así como también permitir un gasto eficiente de energía y el calor producido como resultado.
Adicionalmente, los equipos más recientes de aire acondicionado cuentan con filtros, que ayudan a depurar el aire que respiramos en ambientes interiores. Si bien no es la solución definitiva para expulsar el virus de nuestro diario vivir, es una útil herramienta para reducir las posibilidades de contagio.