Permanecer en casa como nunca, llegando a mudar nuestra oficina y aula al hogar, es la nueva constante para la mayoría. Esto ha impuesto renovadas rutinas que llegan, incluso, al apartado del cuidado de la piel. Podríamos pensar que la reducción a la exposición solar y a la contaminación son suficientes si se habla de los efectos que tiene el confinamiento sobre nuestra piel. Sin embargo, estamos obviando otros como el estrés, alimentación, falta de sueño, el abuso de temperaturas inadecuadas en el interior de nuestro hogar, o la exposición prolongada a la luz azul de los dispositivos electrónicos.
El estrés y la mala alimentación provocan que la piel se engrase de manera mucho más fácil, favoreciendo la aparición de acné, rosácea o enrojecimiento. A eso se suma la posibilidad de sufrir de hiperpigmentación, sequedad y envejecimiento prematuro a causa de la exposición a la luz azul que emiten las pantallas, partiendo del hecho de que han aumentado considerablemente las horas que pasamos frente a ellas.
No solo eso, al estar tanto tiempo en casa es muy común que busquemos confort bajando el aire acondicionado al máximo ante una ola de calor o que suframos los cambios bruscos de frío a calor o viceversa entrando y saliendo de espacios cerrados. Esto no sólo puede causar enfermedades respiratorias, sino, además, efectos dermatológicos molestos como descamación, picazón, tirantez y rojeces.
¿Qué hacer?
Dermatólogos y conocedores del tema coinciden en algunas prácticas que nos ayudarán en casa.
- Una dieta balanceada, que incluya una variedad de frutas y verduras ricas en antioxidantes y vitaminas nos ayudará a combatir los radicales libres que provocan el envejecimiento prematuro de la piel. Se debe poner especial atención a los alimentos ricos en vitamina C y en vitamina E.
- La hidratación es otro de los obligados en estas circunstancias. La gran recomendación es eliminar los zumos y refrescos ricos en azúcares y optar por tomar agua a la que podemos darle distintos sabores con frutas.
- El yoga te ayudará a combatir el estrés, mientras, una rutina de ejercicios te dará renovadas fuerzas. Es importante dormir al menos ocho horas diarias, ya que el descanso juega un papel importante en la recuperación de la función del sistema inmunitario. La interrupción del sueño podría afectar la producción de colágeno, principal componente de la piel.
- Cuidemos el tiempo que pasamos frente a nuestras pantallas. Recuerda que la luz azul tiene múltiples efectos nocivos sobre la piel, pero el más frecuente es la aparición de manchas de difícil tratamiento. Por tanto, no olvides revisar si tus equipos tienen un “modo nocturno” que genera un tono más cálido en las pantallas. Entre las recomendaciones está hidratar intensamente la piel. En cuanto a los antioxidantes, la vitamina C es una buena alternativa. Michelle Henry, dermatóloga neoyorquina asegura que un buen truco es comprar bloqueadores solares con color, que generalmente tienen óxido de hierro.
- ¿Cuál es la temperatura ideal para proteger mi piel y mi salud? Expertos de Daikin, líder en climatización, recomiendan que la temperatura en los espacios interiores debe situarse entre los 22º y los 25ºC durante el verano. Según aumente la humedad será necesario reducir la temperatura para mantener la misma sensación térmica. Una diferencia con la temperatura exterior de más de 12º C no es saludable y cada grado que disminuya estará consumiendo un 8% más de energía. El uso de termostato te facilitará mantener la temperatura ideal en casa.
- Cuando salgamos, ya sea al supermercado, al banco, o incluso a la terraza o un balcón donde poder tomar un poco el sol debemos recordar proteger nuestra piel del efecto negativo de los rayos solares. Además, es importante establecer una rutina de limpieza facial diaria que no sea agresiva.
Sólo tú puedes cuidar tu piel para que logre superar la ansiedad y el estrés del confinamiento.