Por Gonzalo Tomarelli Rubio
Rector – Instituto Profesional IPLACEX
Durante el último año hemos sido testigos como la pandemia ha transformado la forma de hacer docencia en instituciones de educación básica, media y superior. Las constantes cuarentenas y la escasa movilidad debido a la contingencia sanitaria han obligado a reformular forzosamente las metodologías de enseñanza.
En este contexto, la educación a distancia toma un papel prioritario. Hace algunos días, sondeos realizados por los medios de comunicación han constatado que las instituciones de educación superior estarían experimentando una baja de entre un 10% y un 15% en sus matrículas. En contraste a este panorama, las matrículas de centros de educación superior a distancia, y en las carreras que se ofrecen en esta modalidad siguen en alza.
Según datos del Mineduc, solo en el 2020 los estudiantes inscritos en este tipo de carreras ascendieron a 18.478, un aumento de 6,8% respecto de 2019 y de 94,7% frente a 2016. Estas positivas cifras solo respaldan los beneficios de este tipo de educación y demuestran al aporte en materia de accesibilidad. De hecho, la mayoría de los alumnos son personas que actualmente trabajan y desean profundizar conocimientos.
La aceptación, alza y la preferencia por la educación online no solo se explica por la contingencia sanitaria sino también por la percepción del modelo, el cual ha ido generando un incremento en la confianza respecto a su calidad, llegando incluso a ser equitativo a la presencial en ciertos casos.
Pero esta confianza, dicho sea de paso, no es gratuita, el esfuerzo de transformación que debemos hacer las instituciones debe ir mucho más allá que simplemente realizar clases por Zoom, también debemos implementar programas de capacitación ad hoc a los docentes, tener disponible una plataforma tecnológica que permita el acceso a contenidos y una adecuada interacción entre estudiantes y docentes; desarrollar programas de apoyo estudiantil; e implementar sistemas de evaluación y certificación que aseguren la integridad del proceso educativo, todos estos puntos son imperantes y deben ser atendidos de forma urgente.
La educación online ha llegado a ocupar un lugar prioritario en nuestra sociedad por un tiempo determinante en medio de la crisis sanitaria, ya que las instituciones deberán aprender a implementar este modelo en la medida que sea posible ampliando su oferta formativa, y que de esta manera apoyándonos en la tecnología podamos abrir nuevas opciones para los futuros profesionales del país.