Javier Sánchez Martínez
Docente carrera de Kinesiología
Universidad Santo Tomás
En Chile son conocidos y preocupantes los bajos niveles de actividad física y altos niveles de comportamiento sedentario que destina nuestra población infantil y adolescente. Si a esto le sumamos los altos niveles de sobrepeso y obesidad, estamos presentes frente a una pandemia que, si bien no es contagiosa, se ha expandido en nuestro país y parte importante del mundo.
Los efectos negativos que genera la inactividad física y alto comportamiento sedentario en niños y adolescentes se extienden en todo el organismo. Por ejemplo, aumenta la aparición de condiciones metabólicas y vasculares negativas, empeora el control de patologías crónicas (como el asma) y disminuye la capacidad o adaptación al realizar ejercicio o moverse. Además de lo anterior, se conoce que se relacionan con un cerebro menos desarrollado, menor rendimiento cognitivo y menor salud cerebral.
Potenciar instancias para que esta población realice actividad física y ejercicio es crucial. Este 21 de octubre es el Día Nacional de la Educación Física, el Deporte y la Recreación, por lo que es relevante dar a conocer intervenciones de bajo costo que se pueden implementar en los colegios para aumentar los niveles de actividad física y disminuir el comportamiento sedentario. Por ejemplo, aumentar el protagonismo de los profesores de Educación Física, incrementando las horas de Educación Física y los minutos efectivos de ejercicio a intensidades moderadas-altas, buscando idealmente que sea todos los días. Se recomienda también cambiar el uso diario de uniforme por buzo escolar, porque se ha demostrado que así se mueven mucho más durante la jornada. Otro elemento es implementar recreos activos, en donde se reemplace el uso pasivo de pantallas por actividades lúdicas y motrices.
Por supuesto, esta responsabilidad no solamente debe recaer en los colegios, ya que los padres también deben incentivar y promover instancias y espacios para que los niños realicen actividad física, ejercicio o algún deporte. Los niños imitan a sus referentes, y es deber de los adultos mostrar el camino y acompañarlos.
Para estimular lo anterior, la ciudad también se debería readecuar, quitándole espacio al automóvil y potenciando el transporte activo (bicicleta o a pie). Esto es un desafío para las grandes ciudades, pero es clave tanto para favorecer la actividad física como para combatir el calentamiento global.
De esta manera, sumando todo lo anterior, estaremos favoreciendo una infancia y adolescencia más activa, con mayor salud, menor obesidad y un mejor cerebro, incluso independiente del nivel socioeconómico o vulnerabilidad del colegio o población. Controlar esta pandemia del presente es imperativo, de lo contrario, esta será la pandemia del futuro, cuando sean adultos y adultos mayores y se adelante la aparición de patologías crónicas, disminuyendo la calidad de vida y la salud cerebral. ¿Es esta pandemia del futuro la que queremos que hereden nuestros niños?