Se acerca el comienzo de un nuevo año, lo que implica celebraciones y compartir con seres queridos, no obstante, para muchos hogares pueden ser las primeras festividades en medio de un duelo por el fallecimiento de alguien cercano. ¿Cómo podemos enfrentar esta experiencia de la mejor manera?
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Claudia Badilla, psicóloga de Clínica Ciudad del Mar, afirma que el Año Nuevo “genera en todos cierta ansiedad ante lo impredecible y de ahí se entiende que sea tan celebrado, como una forma de canalizar esa ansiedad, transformándola en festejos, abrazos, buenos deseos e intenciones para los otros”.
Sin embargo, en el caso de aquellos que enfrentan la reciente pérdida de un ser querido, este proceso “encierra el desafío de aceptar el vacío que deja la presencia física de esa persona amada”.
Sobre ese punto, Juan Pablo Westphal, psicólogo de Clínica Santa María, señala que “el Año Nuevo es un rito, que junto con la Navidad son por definición familiares, y cuando pasamos por un duelo, la pena, nostalgia, el extrañar, aparecen con más fuerza. Perdemos a alguien que queremos y que quisiéramos que esté junto a nosotros”.
“Cuando aparece el dolor, la pena y la angustia hay que vivirlas y este mismo proceso permite decantar las emociones” agrega Westphal.
Por ello, la especialista de Clínica Ciudad del Mar enfatiza que el duelo “requiere de tiempo y sobre todo de trabajo mental, si bien la pena de la pérdida siempre estará, en este proceso se puede ir reconstruyendo significados y otra forma de relacionarse con el recuerdo de la persona fallecida, que permite pasar de una relación basada en la presencia física en una relación simbólica, que rescate y valore lo trascendente de su vida, lo que ha contribuido en este mundo y en nosotros”.
En este sentido, a aquellos que estén pasando por este proceso, Badilla recomienda:
1) Confiar en que el proceso va hacia adelante. Que, si bien a veces pareciera que “me estanco, no puedo, retrocedo” estas emociones son el producto de nuestros pensamientos, necesarios para ir aceptando y elaborando.
2) Comprender que el proceso pasa por distintas fases que van desde el shock inicial a la aceptación, pudiendo transitar por fases de negación, negociación, rabia, tristeza, culpa.
3) Confiar en nuestra capacidad de adaptación.
4) Apoyarse en las creencias y fe que nos ayuden a encontrar un sentido en el mediano o largo plazo.
En el caso de necesitar apoyar a alguien cercano, la especialista de Clínica Ciudad del mar aconseja:
5) Aceptar que ha sido un año complejo y que ha habido familias con pérdidas importantes, por ello respetar y no presionar los procesos individuales.
6) Contener, estando al lado del que sufre, validar su emoción, escuchar sin juicio ni discursos, manifestar el estar cerca y disponible.
“La compañía ayuda a acercarnos a las emociones con menos temor y mayor posibilidad de aceptarlas”, agrega la psicóloga.
Finalmente, el especialista de Clínica Santa María apunta a la empatía como elemento clave dentro del entorno más cercano.
“Empatizar es darme cuenta de que hay personas cercanas que están más vulnerables por la pérdida de un ser querido y que cada uno vive ese proceso de manera distinta, aceptando que el otro pueda estar triste, que tiene diferentes emociones, incluyendo y acogiendo esas emociones” concluye el psicólogo.