María Mercedes Yeomans, académica y asesora curricular de la Facultad de Educación de UDLA, publicó un artículo sobre el uso de la Escala de Cansancio Emocional en estudiantes chilenos, en la European Journal of Investigation in Health, Psychology and Education, indexada en la Web of Science (WoS) y Scopus. El documento se hizo gracias al trabajo colaborativo con académicos de la Universidad Andrés Bello, Jonathan Martínez y Juan Carlos Oyanedel.
El agotamiento emocional es una dificultad importante entre los estudiantes de educación superior y un problema de salud pública en general. El impacto sociocultural en el rendimiento académico es significativo, esto debido a que algunos comienzan los estudios superiores con un capital cultural disímil.
“La decisión de investigar sobre esta temática nace de la inexistencia de test validados para la población estudiantil chilena en torno al agotamiento emocional; no obstante, anteriormente solo se había validado algunos de ellos en el área para la población adulta”, explica la docente.
En esta misma línea, “se debe considerar que el cansancio emocional es la variante más relevante para el síndrome de burnout, y las repercusiones nocivas en la calidad de vida de las personas. Las posibles consecuencias futuras se suman al estrés de las responsabilidades académicas de los estudiantes y los elementos del contexto, como es la actual pandemia del Covid-19”.
Según estudios a nivel nacional, la salud mental de estudiantes chilenos durante la pandemia se vio afectada: la depresión moderada aumentó del 17,7 % al 20,7 %, la depresión grave subió a un 5,2%, la ansiedad severa se incrementó del 16,7% al 26,4%, y el estrés severo varió del 9,4% al 15,9%.
“Dada la importancia del agotamiento emocional y su potencial impacto en la salud mental y el rendimiento de los estudiantes chilenos, tomamos la responsabilidad de estimar las propiedades psicométricas de la Escala de Cansancio Emocional (ECE) en estudiantes universitarios chilenos «, agrega.
La muestra no fue probabilística y se compuso por mil 308 estudiantes de instituciones de educación superior chilenas. La evaluación ECE tuvo una consistencia interna de 0,893 (Cronbach’s Alpha) y realizó un análisis factorial exploratorio con rotación Varimax y un análisis confirmatorio, obteniendo el factor que explica el 52,3% de la variación.
“Los resultados evidenciaron que la ECE tiene propiedades psicométricas adecuadas para su uso con estudiantes de educación superior en Chile y su uso puede ser muy relevante para contribuir a que las instituciones educativas pongan énfasis en la salud mental de sus estudiantes, previniendo en ellos posibles patologías severas”, indica la docente.
En esa línea y para finalizar, la profesional agrega que “anteriormente, habíamos analizado este fenómeno desde la perspectiva de género en el que se presentó la primera y única tabla de interpretación de la ECE en la actualidad disponible (EES-Int)”.