Mucho se habla del cuidado de la piel en personas jóvenes y en edad mediana, pero es poca la información disponible sobre los problemas que enfrentan las personas mayores y qué pueden hacer para mantenerla lo más saludable posible.
Como el resto del organismo, la piel cambia con la edad; va perdiendo grosor, grasa, humedad y vitalidad, siendo uno de los cambios más notorios a medida pasan los años. Junto con otros factores como el clima, la contaminación ambiental, la alimentación y algunos hábitos (como fumar), el envejecimiento general hace que la piel sea más propensa a ciertas enfermedades.
“De hecho, algunas de las enfermedades a la piel se desencadenan por otros problemas internos, como insuficiencias renales, hepáticas, anemias o alergias, junto con un debilitamiento general del sistema inmune”, detalla Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos de Farmacias Ahumada. Sin ir más lejos, un estudio publicado en el Journal of the American Geriatrics Society reveló que el 75% de los adultos de 70 años o más tienen -al menos- un problema a la piel, mientras que casi el 40% sufre de tres o más al mismo tiempo.
Conozcamos alguna de ellas:
– Prutito senil: Consiste en una picazón difusa en el cuerpo, debido a que la piel se irrita por varias circunstancias, asociándose a la piel seca, descamativa y áspera, la que empeora en invierno y en climas secos. Debido a un menor grosor de la piel, es fácil que por rascarse se produzcan heridas que pueden infectarse o eccematizarse. “Es importante descartar la presencia de otras enfermedades no diagnosticadas como la diabetes, anemia, insuficiencia renal que podrían generar estos síntomas. Para aliviarlos, se debe evitar el uso de jabones, shampoo, detergentes o colonias fuertes, además de la fricción con prendas que generen más irritación como la lana y aumentar la humectación de la piel”, comenta Galarce.
– Queratosis seborreica: La médica comenta que “son crecimientos parecidos a las verrugas, tienen un color café oscuro o negro, siendo -en su mayoría- lesiones benignas”. Comúnmente, aparecen en la cara, el pecho, hombros y espalda, no requiriendo un tratamiento médico en específico, aunque si causa una gran irritación, pueden ser removidos. No obstante, siempre hay que estar atentos si hay cambios sospechosos, si se generan heridas, sangran o cambian de tamaño rápidamente, ya que podrían ser signos de lesiones cancerosas.
– Lentigo senil: O también conocidas como manchas de la edad. En general, son manchas planas de color café que suelen aparecer en la cara, manos, hombros y brazos, siendo las personas de piel clara y con mayor exposición al sol las más propensas a sufrirlas. “Así como en el caso anterior, estas manchas deben ser monitoreadas para descartar un lentigo maligno, que es un tipo de cáncer a la piel”, añade la médica. Según la Clínica Mayo, en algunos casos estas manchas pueden removerse o disminuir su apariencia con cremas y otros procedimientos médicos.
– Angiomas cereza o puntos rubí: Éstos son crecimientos formados por vasos sanguíneos (de ahí su color rojizo), que comienzan a aparecer en la piel después de los 30 años y que varían de tamaño, pudiendo alcanzar hasta media pulgada de diámetro. Algunos son planos, mientras otros sobresalen ligeramente de la superficie de la piel, pudiendo sangrar si se rascan o se cortan. Son benignos y no requieren de tratamiento específico.
Asimismo, existen otros problemas como la dermatitis seborreica, que se caracteriza por una descamación amarillenta en zonas de abundantes glándulas sebáceas como el cuero cabelludo, el pliegue nasolabial, cejas y cuello; la piel muy seca o eczema asteatósico y un aumento en casos de rosácea. “Con los años, la función de barrera se va perdiendo, por lo que muchos de estos problemas se deben a esto. Por lo mismo, mantener la piel humectada es clave, además de una alimentación balanceada y evitar el uso de agentes abrasivos como jabones, colonias o detergentes muy fuertes”, recomienda la facultativa, poniendo énfasis en el uso permanente de filtros UV (bloqueadores) en todas las edades, en cualquier época del año y mayormente, en áreas más expuestas para prevenir lesiones.
Considerando que en Chile las personas mayores de 60 años representan un 18% de la población, proyectándose a alcanzar un 32% para el 2050, según la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL), es necesario comenzar a interiorizarse de los problemas más comunes de este grupo, que van más allá de las enfermedades crónicas. De hecho, uno de los cánceres de piel más comunes -como el melanoma- es diagnosticado a los 65 años como edad promedio. “Si bien muchas de estas patologías pueden ser tratadas con acciones menores o tratamientos tópicos, sí es fundamental estar atentos a cambios que puedan producirse en la piel y que puedan representar un riesgo mayor como el cáncer. En caso de sospecha, cambio brusco en alguna lesión u otra sintomatología, se debe consultar siempre a un especialista”, finaliza la médica.