Por Andrés Cardemil, CEO y fundador de HumanNet.
Dado el anuncio del Presidente de la República Gabriel Boric, en la reciente Cuenta Pública, de impulsar un proyecto de ley que reduce a 40 horas semanales la jornada laboral, es importante destacar que, desde el punto de vista de los trabajadores, el beneficio principal sería contar con más tiempo. Más tiempo para uno, la familia, los amigos, el ocio, algún hobby, actividades físicas o deportivas, etc. No hay que olvidar que un tercio de nuestra vida cotidiana la pasamos en el trabajo.
Adicionalmente, y en teoría, contar con más tiempo podría producir en los trabajadores un aumento en la motivación y, por tanto, se esperaría que también eso traiga aparejado una mayor productividad. Pero ¿cómo se puede incentivar a los colaboradores para que, en menos tiempo, sean más productivos?
Este desafío básicamente se puede enfrentar mediante un compromiso real y muy serio, por parte de los empleados, con el uso de su tiempo en la oficina. En este sentido, se debe reducir al mínimo la actual procrastinación que, generalmente, no es baja en estos tiempos de muchas distracciones. Es decir, hay que modificar de manera total y absoluta el hábito de algunos trabajadores de postergar las tareas o actividades propias de sus funciones, reemplazándolas por otras no tan importantes o que son más agradables. Algunos ejemplos son el hecho de ir a tomar un café y utilizar más tiempo del necesario, o ir a fumar con frecuencia, conversar mucho tiempo de temas extralaborales, o estar atrapados viendo videos o redes sociales, etc.
Asimismo, se puede motivar a los trabajadores mediante el uso de nuevas metodologías de trabajo, que propendan a aumentar la velocidad y eficiencia en las labores, para lo cual hay que capacitarlos y mostrarles los beneficios de ello. A su vez, habría que poner a su disposición el apoyo de herramientas tecnológicas que faciliten el trabajo, como plataformas que contribuyen a la automatización de tareas administrativas y operativas, todo lo cual permitiría ser más productivos y eficientes.
¿Y cómo se puede incentivar a los empresarios a aceptar un cambio de este tipo? Bueno, el foco debe estar puesto siempre en el beneficio de tener colaboradores más motivados, productivos y, por tanto, más eficientes a la hora de cumplir con sus responsabilidades. Así también, los empresarios pueden fomentar una cultura laboral en la cual las personas puedan ser más felices, a la vez que aumente su nivel de compromiso con la empresa. Con ello, además se mejoran los indicadores de rotación y se facilita la retención de los mejores talentos. Es decir, las empresas podrían experimentar un cambio positivo en sus resultados si es que se logra realizar el mismo trabajo en menos tiempo, que a la larga se traduzca en optimización de costos.
Por cierto, una gran mayoría quisiera que la jornada laboral se reduzca, y que ojalá fueran incluso menos de 40 horas. No obstante, para poder materializar una reducción de esta naturaleza, más allá de cuán gradual sea, debe existir al menos la voluntad de cambio previamente por todas las partes, tanto de la empresa como de sus colaboradores, así como una mayor confianza entre ambos actores.
En definitiva, un mercado laboral es más saludable, y las relaciones se vuelven más colaborativas, cuando se cultiva la confianza y el mutuo compromiso. No puede haber cambios unilaterales que beneficien sólo a una parte, ya que todos deben sentirse beneficiados. De ahí que este tema de la Reducción de la Jornada, debe conversarse mucho a nivel de la estrategia empresarial, y tenerse muy en cuenta a la hora de definir los objetivos y los nuevos compromisos de los colaboradores.