Nicolás Escobar Docente carrera de Medicina Veterinaria UDLA Sede Viña del Mar
Desde la prehistoria se han evidenciado lazos entre los mamíferos descendientes del lobo y nuestros antepasados. La ayuda mutua en la caza fue solo el primer paso en la domesticación hasta evolucionar a la relación actual. El concepto del “mejor amigo del hombre”, con el que nos referimos a la especie canina, no es algo nuevo, está arraigado en nuestra naturaleza, cultura y genes. La vinculación emocional hacia los perros se ve reflejada desde la práctica de sepultar a los humanos junto a su mascota en el pasado, hasta ver hoy en día como investigaciones científicas han demostrado la influencia positiva en el ámbito terapéutico, psicológico, social y fisiológico.
Pero ¿somos nosotros “el mejor amigo del perro”? Sin tomar en cuenta la raza, procedencia, tamaño, un perro vive aproximadamente entre 10 y 15 años. Es decir, una gran fracción de nuestras vidas, en la que requiere de responsabilidad, dedicación, tiempo, cuidados, comida, juegos, visitas periódicas al médico veterinario, entre otros. Sin embargo, por el ritmo de vida acelerado que llevamos, muchas veces no podemos cumplir con lo mínimo que requiere nuestro compañero.
En 2004 se estableció el 21 de julio como el Día Mundial del Perro, no solo con la idea de agradecerles todo lo que hacen por nosotros, sino también para evidenciar el abandono, la cantidad de perros sin hogar y concientizar sobre la tenencia responsable y adopción de mascotas.
Según cifras de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE), en nuestro país hay más de 8,3 millones de perros y de cada 2,4 perros con tutor hay uno que no lo tiene; cerca del 51% duerme afuera de las casas, el 56% nunca sale a paseos y el 19% sale solo a las calles. Estos números responden la pregunta ¿somos “el mejor amigo del perro”? y evidencian que queda mucho por hacer. No solo debemos preocuparnos del impacto en la salud pública debido a la gran cantidad de perros vagos en las calles, sino que también tenemos que ocuparnos de retribuirles su constante ayuda en nuestra evolución con buena alimentación, cuidados sanitarios, un ambiente adecuado para su desarrollo y expresión. La tarea es devolverles la felicidad y alegría que nos dan cada vez que volvemos a casa, para afirmar con seguridad que el perro es el mejor amigo del hombre y viceversa.