El esfuerzo por generar una educación ambiental más amplia está dada por la necesidad de expandir el conocimiento de prácticas que puedan cambiar el rumbo de la vida de las personas, en este sentido, la educación ambiental aparte de estar dirigida a los dirigentes sociales y medios de comunicación, la educación formal debe dar señales más decisorias, donde los establecimiento educacionales tienen el desafío de incorporar el trabajo en comunidad, dejando de lado las razones ideológicas que muchas veces terminan por hacer retroceder los procesos educativos más que avanzar. Sería un intento estéril si no se incluye en la educación formal materias relacionadas con el cuidado del medioambiente, debido a que es en el espacio educativo donde surge la reflexión, en este sentido, también debe ser propicia la participación activa del entorno educativo y cotidiano de los estudiantes, es decir los padres y/o apoderados deben conocer en primera fuente cuáles son las prerrogativas que impulsan una educación conectada con la naturaleza.
En el año 1996 se impulsó una reforma educativa en el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, la cual realiza un cambio paradigmático que dispone que los establecimientos se abran a toda la comunidad educativa, incluyendo a los apoderados y vecinos, esto contribuye entender que el lugar de enseñanza formal, abre las puestas para todos y todas, donde se incluye la educación ambiental como uno de los objetivos transversales, lo cual constituye una verdadera oportunidad que dio paso a ver el fenómeno de la educación ambiental como un eje que traspasa todas las disciplinas del conocimiento, quedando en manos de los directores y alcaldes la tarea de implementar este tipo de planes. Inicialmente esta política pública tuvo un poco de resistencia, puesto que los tomadores de decisiones tuvieron que enfrentar una forma de abordar la educación con parámetros distintos a los que estaban acostumbrados, para ello tuvieron que hacerse asesorar por diferentes instituciones que trabajaban los temas ambientales, realizando convenios de colaboración, donde se colocaba como punto central capacitar a los profesores, puesto que en ellos estaba la responsabilidad de traspasar sus conocimientos a sus estudiantes, luego estaba la tarea de instar procesos de calidad, donde los establecimientos educativos fueron invitados a incorporarse al Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Escuelas, en esta tarea una de las principales dificultades estaba en que existía escaso material educativo para cada uno de los segmentos educativos a nivel estatal y municipal, por ello las instituciones privadas comenzaron a contribuir en esta tarea con material didáctico que sirva para que lo utilizaran los profesores con sus estudiantes.
En esto, hay que destacar que, si bien es cierto que fue compleja la construcción de material, los resultados que se fueron obteniendo han sido satisfactorios, prueba de ello es que hoy los niños y jóvenes son cada vez más conscientes de su entorno, esto constituye una verdadera esperanza, puesto que ellos son la proyección de nuestro país. Se habla de una sociedad más sustentable, la cual ha sido producto también de las diferentes movilizaciones que desde la Revolución de los Pingüinos del año 2006, demostró que los jóvenes pueden cambiar el rumbo en sus hogares, generando cambios significativos, que refuerzan la idea de que el desarrollo de aptitudes de liderazgo, puede resultar como una buena forma de hacerse notar y hacerse cargo de las problemáticas que aquejan a la sociedad, puesto que la toma de decisiones entre cuatro paredes de los políticos tradicionales, no contribuyó a mejorar las condiciones ni de la sociedad y menos del deterioro ambiental.
Uno de los segmentos educativos que más se deben reforzar corresponde a la educación preescolar, puesto que en a esa edad los niños comienzan a despertar y tener sus primeras experiencias en la vida, por lo que una educación ambiental bien dirigida, les permitirá abrirse hacia los saberes de la naturaleza, para aquello, al igual que los otros niveles educacionales, el trabajo debe realizarse en conjunto con los educadores, quienes son los portadores del conocimiento. Con lo anterior, existe la necesidad de también generar reformas en las mallas curriculares en los planteles educativos universitarios, sobre todo en las Pedagogías.
El hecho de que la educación ambiental sea concebida como un objetivo transversal contribuyó de manera significativa al país, antes de aquel paso trascendental los temas relacionados con medioambiente estaban alojados en grupos ambientalistas o ecologistas, pero con esto pasó a ser un asunto que compete a todos los chilenos, partiendo por los niños. Esto no quiere decir que los grupos señalados hayan realizado mal su trabajo, sino que es para dejar evidencia que el activismo y el trabajo significativo para generar cambios hoy en día es mucho más amplio, donde todos los involucrados son necesarios y cada uno tiene su propio rol, lo cual hace ver el tema medioambiental como un fenómeno complejo al estilo de Edgar Morin, donde cada una de las disciplinas aportan, generando presiones para tener respuestas mediante denuncias públicas, ambiciones del mercado y exigir mayor fiscalización estatal. En esto cabe señalar la definición que proponen Dos Santos y Matos (2014) indicando que la educación ambiental es “una reorientación y articulación de disciplinas, sino como un proceso educativo permanente encaminado a despertar la necesidad de universalizar la ética humana e inducir a los individuos a adoptar actitudes y comportamientos consecuentes que aseguren la protección del medio ambiente y el mejoramiento de la calidad de vida de la humanidad”.
En definitiva, para alcanzar una educación ambiental adecuada, es fundamental establecer mecanismos que busquen desarrollar material educativo capaz de reflejar las realidades de los territorios, para que los educadores, monitores y estudiantes, posean las herramientas necesarias para prepararlos para conocer los diferentes puntos de vista en el entendido de que el problema ambiental presenta varias aristas. Por otro lado, debe existir mecanismos de información y comunicación adecuados que valoren la fusión de las visiones instauradas por las políticas públicas del Estado, pero también las iniciativas privadas, que se encuentren transitando por el camino de la sustentabilidad.