Por Viviana Cornejo Suil, docente de Terapia Ocupacional de la Universidad Santo Tomás sede Puerto Montt
El Accidente Cerebro Vascular (ACV) es la primera causa de discapacidad en adultos a nivel mundial y primera causa de muerte en Chile. La enfermedad Cerebro Vascular se refiere a todo trastorno en el cuál un área del cerebro se afecta de manera transitoria o permanente, por una isquemia o una hemorragia, debido a una alteración vascular patológica.
Los factores de riesgo del ACV son la hipertensión arterial, tabaquismo, diabetes mellitus, colesterol alto, sedentarismo, obesidad y estrés. Factores frecuentes en la población chilena, por lo que es importante la prevención y la detección temprana de los signos característicos de un ACV. Las primeras señales de un infarto cerebral son la dificultad para hablar, la pérdida de fuerza súbita de un brazo y pierna del mismo lado y la caída de un lado de la cara. Con la presencia de uno solo de estos síntomas, aún cuando sea leve y/o transitorio, se debe acudir a la urgencia de manera inmediata.
Posterior a un ACV, las personas pueden presentar secuelas motoras, sensoriales, cognitivas, conductuales y comunicativas. Estas secuelas son irreversibles en la mayoría de los casos, lo que conlleva un impacto en la calidad de vida. La rehabilitación precoz, es fundamental para la recuperación de las personas que sufren un ACV, ya que posterior a la lesión, se activan procesos de plasticidad neuronal que generan cambios cerebrales en pro de la recuperación, sin embargo, este proceso decae con el tiempo, por lo que es importante que la rehabilitación comience en las primeras semanas y sea intensiva.
La Terapia Ocupacional, en las etapas tempranas, busca la recuperación de las funciones específicas que se encuentran alteradas, cómo las funciones motoras, sensoriales o cognitivas, para luego entrenar el desempeño independiente en actividades de la vida diaria básicas, cómo la alimentación, vestuario y el baño; y en actividades instrumentales, cómo uso de transporte, realización de compras y tareas del hogar. Para el logro de estos objetivos, los Terapeutas Ocupacionales centran su intervención en las ocupaciones, utilizándolas como medio y cómo fin, de forma que las personas alcancen mayor calidad de vida a través de un proceso de rehabilitación significativo, que permita un reaprendizaje profundo basado en las propias motivaciones de la persona.