Yerika Mendoza, presidenta de la Asociación de Dispositivos Médicos de Chile (ADIMECH)
Recientemente, su medio reveló que existe más de un millón de procedimientos y exámenes médicos en lista de espera, con un atraso de hasta 460 días. Estas cifras, que no son informadas de manera estándar, se suman a las listas de espera por atención quirúrgica y de especialidad, agudizando la situación de miles de personas que son parte del sistema público de salud.
Los procedimientos y exámenes médicos son fundamentales para la detección de patologías de relevancia para nuestra salud pública, siendo claves en este proceso de diagnóstico los dispositivos médicos. La tecnología médica es determinante, si no irreemplazable, para pesquisar la mayoría de las enfermedades que hoy más afligen a la población en Chile, como los distintos tipos de cáncer y las afecciones cardiovasculares. Así, exámenes como endoscopías, colonoscopías, resonancias magnéticas, mamografías o de laboratorio, por mencionar algunos, solo pueden ser realizados con dispositivos médicos seguros y de calidad.
Nuestra industria está consciente del protagonismo de los dispositivos médicos en procedimientos y exámenes, permitiendo una pesquisa oportuna de las patologías. Si una persona logra acceder a un diagnóstico precoz de una enfermedad, en un estadio más temprano, tendrá un mejor pronóstico. Esto facilitará su tratamiento y rehabilitación, con una mejor calidad de vida y, además, se optimizará el uso de recursos en el sistema de salud.
Es por ello que nos sentimos partícipes del desafío país de reducir las listas de espera y para lo cual, creemos firmemente, es vital la colaboración público-privada. De hecho, el Subsecretario de Salud Pública, Dr. Cristóbal Cuadrado, en un webinar organizado por nuestra asociación la semana pasada sobre el rol de la innovación en la reducción de las listas de espera, destacó la colaboración público-privada para hacer frente a esta problemática.
La tecnología avanza rápidamente y como actores del ecosistema de salud buscamos contribuir en el desarrollo de modelos, mecanismos y políticas que favorezcan el acceso a más y mejores tecnologías para que miles de personas en Chile tengan una mayor calidad de vida. Esto solo es posible a través del trabajo organizado, sistemático y colaborativo con autoridades, academia, prestadores de salud, pagadores, profesionales del sector y la sociedad civil, donde nadie se puede restar.