La piometra es la patología reproductiva más común entre las perras, y se calcula que afecta al 25% de las hembras no esterilizadas de más de 10 años. Es una infección que, de no tratarse rápido, puede tener fatales consecuencias.
La piometra se define como una infección del útero que puede producirse en perras y gatas, y provoca que la mascota se ponga muy enferma. Aunque la enfermedad se conoce desde hace décadas, todavía no se entiende por completo el verdadero proceso de la enfermedad. En general, se reconoce que la progesterona y el estrógeno y sus receptores desempeñan un papel en el desarrollo de la piometra, sin embargo, la infección se activa por un componente bacteriano, lo que, habitualmente, genera que el útero se llene de pus.
Entonces, ¿cuán común es esta condición en las mascotas? La veterinaria y experta de Gabrica (@somosgabricacl), Ana Monardes, afirma que “esta patología lamentablemente es bastante común en Chile, ya que aún nos falta educación para esterilizar a edad temprana a nuestras mascotas. Te puedo decir que al año vemos en consulta, aproximadamente, 15 pacientes, teniendo en consideración que pueden llegar de a uno o dos al mes”.
La piometra es una infección muy grave, que puede provocar la muerte si no se trata a tiempo, es por ello que debemos estar atentos si nuestra perra muestra los signos de esta enfermedad. El máximo riesgo de aparición ocurre entre la sexta y la octava semana después del inicio del celo. Si nos encontramos en este periodo y notamos a nuestra perra rara, deberíamos acudir al veterinario. La principal causa de esta enfermedad es no esterilizar oportunamente a la hembra, sumado a celos erráticos producto de una condición de ovario poliquístico, (que prolonga este período más de lo normal), y una infección intrauterina bacteriana.
Cabe destacar que existen dos tipos de piometra: la cerrada y la abierta. La segunda es la más común y resulta más sencillo darnos cuenta del problema ya que la vulva va expulsando el líquido purulento que segregan las bacterias en la matriz. Es importante que no confundamos este líquido con el sangrado del celo. Si nuestra perra ha tenido el celo hace un mes o mes y medio, ese líquido no es sangre sino pus.
Cuando una perra sufre piometra es muy probable que beba mucha agua y también orine en exceso, sin embargo, presentará signos de deshidratación. Podemos saber si nuestra perra esta deshidratada estirando la piel del cuello y soltándola. Si tarda en volver a su forma original, nuestra perra sufre deshidratación.
Identificar esta enfermedad no es tan fácil para los padres de mascotas, ya que los signos son bastantes inespecíficos. Una perra puede mostrarse cansada, desanimada y con poco interés por la comida, por ello, sólo un médico veterinario nos puede dar luces sobre qué está pasando con nuestra mascota. En relación a los síntomas, la veterinaria de Gabrica, indica que, “primero que todo, si la paciente no se encuentra esterilizada ya es un antecedente, y luego se asocia a las siguientes sinologías: descarga vaginal (purulenta o sanguinolenta) la cual no siempre está presente, ya que puede deberse a una piometra a cuello cerrado, vómitos, decaimiento, inapetencia, fiebre. Por lo general, a la sintomatología indicada anteriormente se agrega como dato el hecho del celo de la hembra en un tiempo moderado, desde hace 3 semanas o incluso 2 meses”.
Una vez diagnosticada la piometra, a través de un análisis y una ecografía, el veterinario recomendará el tratamiento más adecuado dependiendo del estadio en el que se encuentre la enfermedad, el cual puede ser:
-Quirúrgico. Consiste en realizar una ovariohisterectomía (extirpar ovarios y útero). Es la más eficaz y debe realizarse cuanto antes, una vez el animal esté estabilizado.
-Conservador. En caso de piometras abiertas y estables, sobre todo si se trata de hembras en las que se quiere preservar la fertilidad, se pueden realizar tratamientos conservadores a base de antibióticos, analgésicos, prostaglandinas (para contraer el útero) y drenajes para extraer el líquido. No son tan eficaces y pueden producirse recaídas.
En cuanto a las complicaciones de puede generar una cirugía en nuestras mascotas, “los riesgos dependerán de la edad del paciente, ya que por lo general no se alcanzan a preparar (tomar exámenes previos) para ingresar a pabellón, ya que es una urgencia quirúrgica, la cual consiste en realizar un ovario histerectomía patológica. El tratamiento es quirúrgico y el tratamiento de la post cirugía es antibioticoterapia, analgesicoterapia y fluidoterapia”, enfatiza la especialista, Ana Monardes.
La mejor forma de prevenir la piometra es la esterilización, incluso antes del primer celo, pues al eliminar el útero, evitamos en un 100% que se produzcan infecciones en este. Con la esterilización se reduce el riesgo de padecer otras enfermedades, por eso es una práctica altamente recomendada por los veterinarios.
En cuanto al postoperatorio, la especialista de Gabrica señala que, “todo paciente post quirúrgico tiene el mismo riesgo. En este caso debemos tener en cuenta que hay una infección generalizada, muchas veces haciendo sepsis (o septicemia, que es una afección médica grave) lo cual, en el post quirúrgico puede causar complicaciones en el paciente, ya que estas bacterias están en el torrente sanguíneo. Por eso es importante la fluidoterapia, y eso es uso de antibióticos”.
Prevenirla es mucho más fácil que tratarla, pero si la reconocemos y diagnosticamos a tiempo, puede tener buen pronóstico. Para la veterinaria de Gabrica, Ana Monardes, el mejor consejo es “la esterilización temprana de nuestras mascotas, para así evitar esta patología, la cual es grave y puede ser mortal”. Para más información visita www.gabrica.cl