Es una de las patologías oncológicas más comunes en Chile, pasando muchas veces desapercibida. Cada año en el país se diagnostican más de 800 casos de melanoma, el tipo más grave de esta afección.
Con el aumento de las temperaturas y la exposición a los rayos UV, la piel al ser la primera capa de protección contra agentes externos, se ve comprometida diariamente a sufrir quemaduras, alergias e incluso a desarrollar enfermedades que pueden llegar a ser mortales. Una de estas patologías es el cáncer de piel, que en Occidente ha tenido un crecimiento exponencial dentro de la población.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2018 la incidencia en Chile de este diagnóstico oncológico aumentó de 20 a 25 casos por cada 100 mil habitantes, ubicándose como la tercera neoplasia más común, según el sondeo de los últimos cinco años.
Asimismo, conforme a información de la Corporación Nacional del Cáncer (CONAC), las regiones con mayores cifras de fallecidos a causa de este padecimiento son Antofagasta, Valparaíso y Santiago, zonas con las más altas temperaturas de acuerdo a registros meteorológicos.
Frente a este incremento, los expertos insisten en el autocuidado como el uso de bloqueador diario, evitar la exposición al sol entre las 11:00 y 16:00 horas, especialmente a mediodía, y realizar autoexámenes regulares, el cual toma un rol fundamental para prevenir y tratar a tiempo esta afección. La doctora Irene Araya, dermatóloga de Clínica Santa María, hace el llamado a realizar esta práctica de forma constante.
«Es importante el autochequeo para ver si tenemos lunares sospechosos, ojalá realizarlo en algún lugar luminoso de nuestra casa y con luz de día. Para la zona de la cara y cuello, se puede usar un espejo de mano”, advierte la especialista.
El chequeo habitual que tenemos que hacer, recomendado por la dermatóloga es:
- Frente a un espejo examinar de forma general la parte anterior y posterior del cuerpo.
- Revisar detenidamente antebrazos y las palmas de las manos, levantar los brazos para estudiar la zona axilar.
- Sentarse para observar las piernas, en especial los dedos de los pies y entremedio de ellos para ver si no hay lunares o alguna lesión.
- Pedir ayuda para ver zonas menos visibles como el cuero cabelludo y detrás de las orejas, ya que es habitual que en estos lugares aparezcan lunares.
De la misma manera, Daniela Saavedra, dermatóloga de Clínica Dávila, sostiene que hay que prestar especial atención a la “regla ABCDE”, sigla que hace referencia a la asimetría, los bordes, colores, diámetro y su evolución. “Si este lunar cambia de golpe, crece al doble, o triple, es muy importante evaluarlo”, afirma la especialista.
Es por ello que, sobre todo tras la llegada del verano, es fundamental estar en sintonía con el cuerpo y reparar constantemente en los cambios que pueden presentarse de forma inesperada en la piel.