Juan Pablo Ogueda Académico Carrera de Psicología Universidad de Las Américas Sede Concepción
Las fiestas de fin de año suelen ser momentos de alegría y unión, aunque también pueden ser desafiantes, sobre todo si los padres están separados y ejercen la coparentalidad. No siempre es fácil lidiar con todo lo que implican las festividades y con la carga emocional que puede aparecer en estas fechas, aunque siempre se intente que sean una bonita experiencia para los niños.
Al respecto conviene preguntarse: ¿Cómo hacemos para que las fiestas sean bonitas para los hijos? ¿Qué necesitan ellos para sentirse felices?
La vida durante y después de una separación de pareja suele ser amenazante y confusa para los niños, sin embargo, en la medida que los propios cuidadores van organizándose, ellos se adaptarán al nuevo escenario. En el caso que los padres no logren afrontar de manera adecuada la coparentalidad, las fiestas de fin de año pueden volverse un escenario muy estresante, contrario al ambiente ordenado y tranquilo que se necesita.
Algunas ideas que apuntan a lograr la armonía necesaria para estas fechas tienen relación con destacar y valorar la tranquilidad de los padres. No existe un consejo mágico que sirva si ellos están en abierto conflicto o si el clima en las casas es hostil.
En la organización de las fiestas no se vale improvisar, tienen que tomar las decisiones y planificar con tiempo lo que harán, evitando cambiar los planes, para que los niños estén informados y sepan que va a ocurrir, pues para ellos es importante poder anticipar lo que va a pasar, ya que les ayuda a tener sensación de control, antídoto de la ansiedad. Además, en la medida en que su edad lo permita, es beneficioso también que participen activamente en la toma de decisiones respecto a estas actividades.
Por las características de este periodo y, principalmente, si son las primeras fiestas después de la separación, es esperable que los niños se estresen y aparezcan emociones como rabia o tristeza, respuestas impulsivas a esta dinámica, u otras como encerrarse en su pieza y no querer salir. Aunque son esperables, es importante atenderlas, calmar, contener y reflexionar sobre sus emociones, siempre en un espacio seguro.
Finalmente, no convierta las festividades en una competencia entre padres, eso pone al niño en una situación incómoda porque cualquier preferencia implicaría traicionar al otro.
Al final de todo, aunque los consejos pueden guiarnos en nuestra labor parental lo más importante es observar a nuestros hijos, conocerlos y que sean ellos quienes nos den la pauta de lo que necesitan, pues todos queremos que tengan bonitos recuerdos de esta época del año.