El 19 de diciembre no fue cualquier día. En concreto, desde el año 2015 que está propuesto a la ONU que ese día se conmemore como el Día Internacional del Transporte. La elección de fecha no es aleatoria, puesto que fue un 19 de diciembre de 2014, cuando la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución instando a todos los miembros a eliminar las trabas al transporte y fomentar su crecimiento.
¿Y cómo va la cosa en Chile, y en específico, en nuestra región?
Mal. Muy mal.
Me es difícil resumir todo lo que he vivido en nuestro transporte público y también todos los testimonios que he recabado en el último tiempo.
En las comunas de Puerto Varas, Frutillar y Calbuco, turísticas por excelencia, la situación es similar y a la vez no muy prometedora. Durante los últimos años se han construido nuevos sectores, con paraderos y señaléticas de solo bus y más, pero la ausencia de transporte es evidente. Casas del Valle, Praderas de Frutillar, Paisajes del Sur, Alta Esperanza, Brisas de Puerto Varas, Mirador y otros, todos estos sectores con alta población, pero sin microbuses, y colectiveros reticentes a ir. El caso más crítico es el de Brisas de Puerto Varas, que cuenta con una garita de colectivos, pero que – según relatan vecinos -, no llevan a la gente aunque espere fuera y aunque hayan adversas condiciones climáticas. Pero esto no se queda aquí, ya que peor situación se vive en Los Muermos, donde no existe un transporte diario hacia el sector de Río Frío, obligando a los vecinos – en palabras del propio alcalde de Los Muermos – a “hacer dedo”. Dentro del radio urbano de la comuna tampoco existen colectivos ni microbuses. En Fresia la situación es casi idéntica. Por otro lado, la ciudad del velero vive una situación inversa, donde los vecinos de sectores históricos y de las terrazas de Puerto Montt, no tienen transporte a sus poblaciones, y miran con recelo la sobreoferta de transporte que tiene Alerce y Mirasol.
Y para viajar desde afuera a la capital regional uno podría esperar mejor cobertura, pero no. En Maullín, los vecinos del cerro Ten-Ten, detrás de la Municipalidad, deben pagar $2,000 para ir al centro en taxi (no hay colectivos), y ahí recién en el terminal deben pagar $2,200 más para ir a Puerto Montt, donde además deberán tomar un colectivo o microbus. En total una persona que vive en Ten-Ten, debe desembolsar cerca de $10,000 diarios para viajar 80 kilómetros a Puerto Montt, lo que contrasta tremendamente con los usuarios de la línea 712 en Santiago, que por casi 98 kilómetros no pagan más de $800 el viaje. Esta es la situación más horrorosa, pero en otras comunas no cambia mucho la situación. En Frutillar, Llanquihue, Puerto Varas, Calbuco y Los Muermos, los pasajes no han parado de subir, significando un viaje a Puerto Montt casi $6,000 diarios, lo que representa un porcentaje altísimo comparado a los sueldos de la región. Todo esto con frecuencias antojadizas y término de operaciones a cerca de las 19 horas. No dejo atrás a Fresia, que en una situación casi de película, subió $200 los pasajes a comienzo de año para luego subir otros $500 a mediados de año. Una de las empresas subió $200 en vez de $500, ¿y el resultado?: tuvo que retirarse de la comuna porque empezaron a vandalizar sus buses en el terminal. En Cochamó, el hermano más pequeño de nuestra Provincia, cuesta retratar la situación porque los recorridos son prácticamente éticos, apenas 2 veces al día.
Todo lo mencionado sólo confirma lo difícil que es resumir lo que acontece a nuestra región en este tema. Me gustaría detallar lo que sucede en sectores rurales también, pero sinceramente, ahí la situación es agónica. En una conversación con la Presidenta de la JJVV de Ralún, me comenta que en algunas ocasiones se cae el equipaje de los buses en la carretera. En otros sectores rurales, ni transporte hay, o el que había, se retiró. Incluso hace unos días vimos como en Maullín un chofer en estado de ebriedad chocó en 2 ocasiones mientras llevaba a Carelmapu a los pasajeros que en realidad iban a Puerto Montt.
Nuestro país está en deuda con las regiones. Está en deuda con nuestra región. Nuestras autoridades son quienes poco han hecho por solucionarlo, y lo saben. No sólo hay pésimas frecuencias, recorridos no planificados y altísimos valores, también hay nula mantención y limpieza de máquinas, malos tratos y no respeto de tarifas rebajadas. Una situación crítica.
Espero, quiero y lucho porque esto cambie. Llamo a quienes se sientan igual de pasados a llevar, a hacer lo mismo.
Jordi Valenzuela Muñoz