En vísperas de navidad falleció “Cuchita Andrea” una gatita que llego desde pequeña a vivir a un hogar en población Pichi Pelluco de Puerto Montt. Tenía 3 años e inesperadamente enfermó la semana del 19 de diciembre. Sus cuidadores la llevaron a una primera clínica veterinaria donde la observaron y recetaron medicamentos ($56.000) su estado continuó igual, por lo que determinaron buscar una segunda opinión, así la llevaron a una segunda veterinaria, en donde se hicieron exámenes de sangre, ecografía y se hospitalizó ($190.000).
Al día siguiente le dieron el alta, viernes 23 de diciembre, había estado conectada a suero, recetaron medicamentos ($80.000) y llegó a su hogar, sin embargo, su estado fue paulatinamente empeorando, el sábado 24 a eso de las 19 horas, colapsó, momento en que la familia comenzó a vivir una pesadilla. Así lo relata una de sus cuidadoras, Carmen Maldonado “recorrimos por 3 horas todas las veterinarias de Puerto Montt con nuestra mascota agonizando, algunas decían atención las 24 horas… nadie respondió, nadie de turno, Cuchita falleció, no pudimos hacer nada, pasamos una navidad muy triste como familia”.
“Nos resulta altamente preocupante la indolencia con que actúan estas clínicas, que establecen sus horarios y formas de operar, sin dejar al menos una veterinaria de turno, en días como, por ejemplo, navidad, sin mencionar los excesivos precios que cobran de forma inmediata para garantizar atención. Quisimos compartir nuestro caso y solicitamos, que este tema se discuta, que exista regulación y fiscalización. Se que existe un Colegio de Veterinarios, desconozco en la práctica si funciona o solo es una imagen, llamarles a actuar con ética profesional, nuestra mascota está muerta. Esperamos que esta situación no le pase a nadie, el dolor y la impotencia de no contar con atención veterinaria oportuna, si hubiese existido tal vez hoy Cuchita estaría viva, con su familia”.
Si bien este caso sucedió en Puerto Montt, la familia afectada realiza un llamado quien corresponda a regular el funcionamiento de veterinarias en la región y de los funcionarios que operan en ellas, ya que, al día de hoy, al parecer es tierra de nadie y un negocio altamente rentable.