En el primer semestre del año 2021 surge el semillero de investigación de la carrera de Educación Física de la U. Andrés Bello, conformado por los estudiantes Rosario Cuevas, Sebastián Rojas y Daniel Trivik, y los académicos Juan Pablo Zavala (investigador patrocinante), José Joaquín Álvarez (coinvestigador) y Joselyn Godoy (Investigadora principal).
Este grupo realizó una investigación con el fin de ahondar en la autoeficacia percibida de profesores y profesoras con respecto a la inclusión de niñas, niños y adolescentes con discapacidad en clases de Educación Física y su relación con variables sociodemográficas de estos profesionales de la educación; además de explorar los factores facilitadores y obstaculizadores que puedan influir en el nivel de autoeficacia percibida de ellos.
Para esto, se utilizó una metodología mixta secuencial; con una primera fase de metodología cuantitativa de alcance descriptivo y de asociación y una segunda fase de metodología cualitativa de tipo fenomenológica.
Para la fase de metodología cuantitativa, se realizó un cuestionario online de autoeficacia percibida de profesores y profesoras para la inclusión en clases de Educación Física de alumnos con discapacidad; pudiendo responder el cuestionario todo profesor/a que se encontrará trabajando activamente en clases de Educación Física en establecimientos regulares, sin importar si trabajan o no con niñas, niños y/o adolescentes con discapacidad. Esta fase de la investigación contó con 138 profesores de Educación Física de todo Chile que se encontraban trabajando en colegios públicos y privados al momento de realizar la investigación.
Para la fase cualitativa, se realizaron entrevistas semiestructuradas individualizadas; se solicitó haber participado en la fase anterior y encontrarse trabajando con niña, niños y adolescentes con situación de discapacidad. Esta fase contó con 16 profesores de variadas regiones del país.
“El análisis preliminar de los datos muestra que los mayores niveles de autoeficacia percibida por profesores y profesoras se encuentran en el trabajo con niñas, niños y adolescentes con discapacidad intelectual, en comparación, con la discapacidad física o sensorial”, explica Joselyn Godoy, académica de la U. Andrés Bello e investigadora principal del estudio.
“Tanto para el trabajo escolar con la población en situación de discapacidad como para la población con discapacidad física, la experiencia en inclusión en Educación Física ya sea asociado a la formación inicial docente o en el ámbito laboral propiamente tal, están asociadas a mayor autoeficacia percibida. Mientras que, en el trabajo de inclusión escolar de la población con discapacidad visual, la formación adicional en inclusión está asociada a mayor nivel de autoeficacia percibida”, agrega.
Respecto a las variables sociodemográficas, se puede plantear que, para el trabajo con niñas, niños y adolescentes con discapacidad intelectual, la formación adicional en inclusión es predictores de tener alta autoeficacia.
“Sobre los factores facilitadores para la inclusión en clases de educación física, los profesores relatan cinco aspectos fundamentales: el trabajo colaborativo interprofesional con el programa de integración escolar, las actitudes positivas de ellos mismos, la experiencia previa, liderazgo directivo de los establecimientos educacionales y su formación inicial docente; cabe destacar que los participantes menores a 30 años consideraron que su formación inicial docente les proporcionó las herramientas básicas y necesarias para el trabajo con niños, niñas y adolescentes con discapacidad”.
La académica de la UNAB explica que “en esta investigación se destaca la importancia de las experiencias previas en inclusión, tanto en lo laboral como en las etapas prácticas de la formación universitaria, además de la formación inicial docente en sí, dentro de los aspectos relevantes para favorecer niveles más altos de autoeficacia percibida en la inclusión de niñas, niños y adolescentes con situación de discapacidad”.
“La autoeficacia, el conocimiento que los individuos tienen acerca de sus capacidades y confianza para alcanzar una meta o enfrentar una situación. En este caso específico, la percepción que ellos mismos tienen de las capacidades para realizar clases de educación física y resolver problemáticas que surjan en ella, cuando tienen niñas, niños y adolescentes con alguna situación de discapacidad (física, intelectual o visual) dentro de dicha clase”, añade la experta.
“Llama la atención que los participantes menores de 30 años encuentran que su formación universitaria, facilita el conocimiento en el área de inclusión y que les entrega las herramientas básicas que permiten realizar un integro trabajo con niños niñas y adolescentes en situación de discapacidad”, afirma la académica UNAB.
Factores obstaculizadores
En el estudio, profesoras y profesores relatan que los factores obstaculizadores que influyen en su nivel de autoeficacia son:
• la falta involucramiento de los mismos profesores en el contexto discapacidad, este aspecto es la falta de compromiso activo para prestar atención a la diversidad del alumnado y cumplir con realizar una clase en donde se incluya a todas y a todos (tengan o no tengan discapacidad). Mientras mayor es la falta de involucramiento menor es el nivel de autoeficacia.
• las actitudes negativas de ellos mismos (como la falta de motivación, la rigidez ante los cambios, la negatividad ante la discapacidad), tanto en el aspecto anterior como en este, los participantes atribuyen a que el principal obstaculizador del nivel de autoeficacia son los mismos profesores
• el rechazo de algunos miembros de la comunidad educativa a la inclusión, los participantes manifiestan que se han encontrado con situaciones donde padres, y otros funcionarios de los colegios no están de acuerdo con la inclusión. Por lo que el profesor ve dificultado su trabajo en las clases de educación física y disminuye la percepción de su autoeficacia.
El análisis preliminar de los datos muestra que los mayores niveles de autoeficacia percibida por profesores se encuentran en el trabajo con niños y adolescentes con discapacidad intelectual, en comparación, con la discapacidad física o sensorial. “Probablemente esto se explique porque niños, niñas y adolescentes con discapacidad intelectual poseen problemas motrices más leves que sus pares con discapacidad motora y sensorial”, detalla Joselyn Godoy.
“Los menores con discapacidad intelectual presentan dificultades en la praxia motriz, principalmente, desde los aspectos más cognitivos de la ejecución de un movimiento, es decir, ideación y planificación motora. En cambio, en la discapacidad motora tenemos aspectos físicos importantes que limitan el movimiento como la espasticidad, movimientos involuntarios, reacciones asociadas, sincinesias que son producidos por la lesión en el sistema nervioso central y que son más difíciles de manejar en una clase de educación física”, explica.
Finalmente, la investigadora suscribe que “desde el punto de vista sensorial, principalmente desde la discapacidad visual. Las estrategias que debe utilizar un profesor en el proceso enseñanza aprendizaje es completamente distinto porque no pueden utilizar el canal de aprendizaje visual, lo que podría estar limitando los recursos que poseen los profesores durante su clase”.