El cáncer es una de las enfermedades que más muertes causa al año en el mundo y Chile no está ajeno a aquello. De hecho, algunos tipos de esta enfermedad, como el cáncer de mama, tuvieron un explosivo aumento durante el periodo de pandemia, principalmente por la falta de exámenes preventivos y campañas de información.
En las vísperas del Día Mundial del Cáncer, Jade Ortiz -académica de la carrera de Psicología de la Universidad Santo Tomás- entregó algunas recomendaciones para hacer frente a este diagnóstico, especialmente enfocado en las familias, amigos y cercanos de la persona que recibió la noticia.
Lo principal: acompañar, no sobreproteger
“Si estás al lado de esa persona que tiene cáncer, no debes desarmarte, porque si te desarmas lo que haces es cargar más a la persona que ya tiene que llevar su diagnóstico. Si tú, además, te pones a llorar o te da una crisis de angustia, te pones súper negativo, lo que ocurrirá es que sobrecargarás a la persona con tus propios temores”, sostiene la psicóloga.
Según explica, una de las reacciones instintivas ante estos casos es proteger a la otra persona, pero ella recomienda otro enfoque: “Si estoy con alguien con ese diagnóstico, lo primero es averiguar bien el tipo de cáncer, los tratamientos, el pronóstico, los tratamientos y ayudar a pensar en otras áreas, como lo económico, familiar y social”. Para ella, esto ayuda a disminuir la ansiedad producto de la falta de certezas.
Evitar los extremos, sean positivos o negativos
Ortiz señala un concepto que muchas veces aparece: “optimismo ilusorio”. Con esto se refiere a personas que suelen restarle importancia a la enfermedad en base a frases como “no es nada, vamos a salir adelante”. Para la académica, hay que “tener cuidado con estos optimismos extremos, que no permiten afrontar de una forma realista lo que está ocurriendo”.
De igual manera, tampoco hay que caer en la desesperación o desesperanza, ya que esto solamente afectará al estado mental de la persona diagnosticada. “Se deben compartir los dolores, aprehensiones, hablar de lo que puede significar esto también en términos prácticos, pero no sobrecargar emocionalmente”, añade la docente.
Cuidar la relación entre salud mental y sistema inmune
La psicóloga nos explica que las terapias para tratar el cáncer cuentan con una mayor tasa de éxito cuando están acompañadas de otras terapias, entre las que encontramos los ejercicios de relajación, meditación, acompañamiento psicológico e incluso risoterapia. Todo esto puede ayudar a fortalecer el sistema inmune.
“Es importante tener una buena red de apoyo, un buen espacio para distenderte y tener las terapias complementarias junto al tratamiento médico más potente. A algunas personas también les ayuda la cercanía con “temas más espirituales o creencias que están asociadas a lo metafísico”, pero dice que siempre hay que tener cuidado con caer en los extremos señalados previamente.
¿Hay alguna lectura que se recomiende?
“En términos de lectura va a depender de la o las personas que estén asociadas a la persona con cáncer. Hay varios libros que dan cuenta de sus procesos, por ejemplo, son narrativos, medios biográficos, algunos hasta como novelas, que hablan de cómo pasaron por este proceso. Esto ayuda mucho a algunas personas a tener la visión de que este proceso no se vive solo, sino que lo vive mucha gente, pudiendo identificarse con lo que va ocurriendo ahí”, comenta Ortiz.
Junto a esto, también añade otro contenido que puede ayudar a despejar dudas: “Es bueno leer investigaciones que estén asociadas al tratamiento del cáncer. Uno puede ingresar a Google Académico y buscar algunos artículos que estén asociados a psicología y cáncer, psicología de la salud y emociones. Esas son tres áreas que ayudan mucho, el saber cómo funcionan y cómo impactan las emociones en el sistema inmune, es un buen cruce para alguien que quiera entender más integralmente lo que está ocurriendo”.
¿Qué señales se pueden ver en las personas con cáncer que puedan levantar alertas?
“Hay que mirar los síntomas que pueden hablar de depresión, de pérdida de esperanza, incluso la percepción de algunas personas de ‘mejor me muero rápido’. Si esa persona es muy ansiosa o tiende a tener poca adherencia a los tratamientos, el psicólogo debe trabajar y fortalecer el sentido de vida, la esperanza, la autocompasión”, comenta Ortiz.
A pesar de eso, no se puede desconocer que existen tipos de cáncer que no se pueden curar. Ante esto, una recomendación importante es el hablar clara y abiertamente sobre la muerte: «Los tratamientos son invasivos, dolorosos, dejan secuelas y no solo físicas, también hay un desgaste social, económico y más. Hay que tener la claridad y permitir, como familia o amigos, que la otra persona tome una decisión difícil como lo es no querer más tratamiento». Este proceso también puede llevar una terapia psicológica complementaria.
Importante: No descuidar la salud mental propia
Es inevitable que la salud mental se vea afectada, tanto de la persona diagnosticada como de sus cercanos. Para la psicóloga, es difícil hablar de este ámbito como un «absoluto»: «Hay que aceptar que a veces estás bien y a veces mal, que hay bajones. La salud mental no niega el estado natural y emocional de la vida, hay que darse permiso para sentir y expresar penas o alegrías. Una salud mental adecuada vive los procesos y tiene un buen colchón emocional para sostenerse».
“También son momentos para pensar sobre nuestra vida, cómo la hemos llevado, cómo la hemos vivido y modificar los sentidos que tenemos puestos en el éxito o las relaciones. Nos humaniza. Estoy diciendo algo que para muchas personas puede ser terrible, pero esta enfermedad, como cualquier enfermedad crónica, nos aterriza en nuestra fragilidad, pero también en nuestra fuerza”, sentencia la profesional.