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El Programa “Aprender en Familia” entrega elementos claves para que los adultos puedan acompañar desde el buen trato a los niños y a las niñas en momentos de estrés escolar. Madres, padres y cuidadores tienen un rol fundamental y a la vez complejo en la contención emocional y entrega de herramientas para que niños y niñas concluyan este primer trimestre de buena manera, sintiéndose valorados, queridos y motivados para seguir aprendiendo.
Es normal que los niños y niñas vayan tomando una actitud más sensible, ya que, el cansancio se comienza a sentir poco a poco, conforme van avanzando los meses, generando ciertas situaciones de estrés, las que a veces, se gatillan con mínimas situaciones.
En el transcurso del año académico, las evaluaciones y las notas pueden afectar directamente a los niños y niñas, quienes ponen su máximo esfuerzo para obtener buenas calificaciones. Y muchas veces se encuentran con la sorpresa de que no obtuvieron lo que deseaban, afectando su ánimo, motivación por aprender y autoestima, lo que en algunas ocasiones tiene consecuencias físicas significativas, como dolores de cabeza y estomacales, como también consecuencias socioemocionales.
La cercanía y curiosidad de los padres, madres y cuidadores durante este periodo es fundamental, ya que , ya que, son los primeros en notar los cambios en sus hijos e hijas y deben estar atentos para prestarles la ayuda necesaria.
Para esto desde el Programa Aprender en Familia de la Fundación CAP, entregamos algunas sugerencias:
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Resguardar espacios de autocuidado para ustedes como adultos, para poder tener energía y disposición para acompañar a los niños y niñas en este periodo.
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Aprovechar los momentos dentro de la vida cotidiana para compartir cómo ha estado el día de cada uno.
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Cautelar que los hijos e hijas duerman las horas necesarias para lograr un mejor descanso.
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Proporcionar una alimentación sana y saludable.
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Acotar la exposición a dispositivos electrónicos (computador, celulares, tablets, etc.) y equilibrar los tiempos para cumplir con las exigencias escolares y los espacios de recreación.
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Dar más importancia a los juegos en familia o al aire libre.
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Ayudar al adolescente a visualizar su carga académica y a organizarse a tiempo. Guiarlo con calendarios, cronogramas o, para los más tecnológicos, las alarmas en sus aparatos electrónicos (sin abusar de estos). Su planificación debe incluir estudio, descanso, amistades, deporte y familia.