Cada 23 de julio se conmemora el Día Mundial de las Ballenas y Delfines. La fecha fue instaurada en 1986 a instancias de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), con el fin de hacer un llamado de alerta para la protección y el cuidado de estas especies, que en dicha época ya se encontraban en peligro de extinción.
Esta preocupación aumentó a partir de la segunda mitad del siglo XX, puesto que la caza indiscriminada de ballenas para fines industriales y de alimentación, ponían en riesgo la existencia de la especie. Por eso, en 1986 la CBI prohibió la captura internacional de estos cetáceos, aunque hay varios países que continúan con esta práctica.
En Chile, tanto ballenas y delfines suelen aparecer por nuestras costas, causando gran interés en la ciudadanía que quiere presenciar estos fenómenos. Es por esta razón que el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), en el marco de su labor fiscalizadora y de resguardo de los animales marinos, realiza una serie de acciones para el cuidado de estas especies a lo largo de todo el país.
Soledad Tapia Almonacid, Directora Nacional de Sernapesca, reafirmó el compromiso de la institución en la conservación de ballenas y delfines. “Las ballenas y delfines son especies que requieren de una protección y cuidado especial, al estar en peligro de extinción por la caza indiscriminada de la que han sido objeto durante tantos años. Nuestras funcionarias y funcionarios están en constante acompañamiento de todas las situaciones en que estos cetáceos se acercan a las costas, interactúan con embarcaciones, o bien varan heridas o enfermas. Nuestro interés siempre es proteger de amenazas antrópicas, por eso promocionamos el avistamiento seguro, manteniendo distancias entre 50 y 300 metros, dependiendo de la especie”, señaló.
La autoridad agregó que “en caso de avistamientos de estos animales marinos, se deben evitar se acerquen molestando o persiguiendo a los animales, y en el caso de la ballena azul (Balaenoptera musculus), en atención a su tamaño y forma de desplazamiento, el avistamiento es a una distancia mínima de 300 metros y cuando vemos ballenas francas, las que están en peligro de extinción, solo está permitido observar desde tierra, y en ningún caso en el mar. En caso de varamientos costeros, nunca se debe tocar a la especie, mucho menos intentar alimentar o hostigar, hay multas que llamamos a evitar (3 a 300 UTM). También nos pueden llamar a la línea 800 320 032, para que nuestros funcionarios y funcionarias puedan aplicar los protocolos de rigor”, finalizó Soledad Tapia.