Por Macarena Reyes Miranda, docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomás Puerto Montt.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace algunas semanas publicó nuevas directrices referente al uso de edulcorantes haciendo un llamado a evitar su consumo para el control de peso y/o para reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, lo que ha causado mucha incertidumbre en la población, pero ¿qué es lo que realmente dice esta guía y qué se recomienda?
Los Edulcorantes No Calóricos (ENC) tales como el acesulfamo de potasio, aspartamo, advantamo, sacarina, sucralosa, estevia y los derivados de la estevia, son productos que fueron desarrollados principalmente para personas que debían suprimir su consumo y/o debían reducir la ingesta de azúcares debido a una alteración metabólica, como ocurre en el caso de la diabetes; sin embargo, la utilización de ENC fue aumentando cada vez más para reducir el consumo de calorías y como alternativa a la alta ingesta de azúcares.
Las guías OMS, realizadas en base a estudios previos, aconsejan no utilizar estos productos debido a que se podrían vincular a largo plazo con alteraciones en la microbiota intestinal y mayor prevalencia de enfermedades cardiovasculares e incluso diabetes tipo 2, pero hay que tener en cuenta que la evidencia aún es contradictoria y limitada, ya que dentro de esta investigación no se incluyen personas diabéticas, se basa principalmente en niños y adultos y la cantidad o muestra de personas en esos estudios, no son representativas de la población general.
Como nutricionista es importante dejar en claro que no se deben confundir estas recomendaciones y volver a preferir el azúcar común, el llamado es a disminuir el consumo de edulcorantes, debido a que en el último tiempo su utilización en la industria ha aumentado y también su consumo en la población en general, sin ser indicado por un profesional en salud y/o muchas veces en dosis que superan lo recomendado. Es importante dejar en claro que lo fundamental es reducir el consumo de azúcares agregados y productos ultraprocesados.
La mejor manera de contribuir a disminuir los altos índices de malnutrición por exceso y las enfermedades crónicas no transmisibles que afecta a nuestra población, asociados a una dieta alta en azúcares es consumir frutas y verduras enteras, ya que aportan fibra, vitaminas, minerales y muchas de ellas presentan un dulzor natural; preferir aguas saborizadas con ingredientes naturales en reemplazo a las bebidas azucaradas. En el caso de utilizar edulcorantes, leer el etiquetado nutricional para consumir la cantidad recomendada. Finalmente, la clave está en preferir una alimentación más natural, evitando los alimentos ultraprocesados y siguiendo las recomendaciones de las Guías Alimentarias para Chile.