Violencia contra la Mujer: La epidemia oculta
El 25 de noviembre es el llamado internacional por la eliminación de la violencia contra la mujer. Convoca a erradicar la victimización sufrida puertas adentro por quienes hemos nacido en el lado históricamente expuesto, que contrasta con los avances que ha ido alcanzando la mujer en diversos ámbitos a nivel público.
Pese a todos los esfuerzos insistentes, la respuesta Estatal ha sido insuficiente.
A junio de 2023, en Chile las mujeres continúan representando el más amplio porcentaje de victimas de violencia, siendo 69,751 quienes han sufrido los estragos de la violencia intrafamiliar, 8,608 quienes han sufrido delitos sexuales, 39 mujeres victimas de femicidio y 1 mujer muerta por suicidio femicida. Estos indicadores son solo aquellos de casos conocidos por las policías. El total absoluto es desconocido y podría indicar hasta un 20% más, si pudiéramos acceder a la cifra oscura del delito (aquellos que no son denunciados).
Miles de millones de pesos son distribuidos desde el Estado hacia diferentes programas que prometen eficacia al mejorar la calidad de vida de las mujeres, disminuir su victimización, proveer servicios adecuados, etc. ejecutados por entes públicos y privados. Sin embargo, la problemática de la violencia hacia las mujeres y sus indubitables repercusiones, no han presentado cambios sobresalientes que justifiquen los millonarios fondos públicos obtenidos. Aún así, se permite que estos programas continúen siendo realizados por las mismas entidades, sin exigir que su rendimiento refleje avances relevantes en las vidas de las mujeres que permanecen desesperanzadas en el atropello diario de sus derechos y seguridad.
Frente a esto, existe un sentimiento público que cree que la observación de estas ejecuciones es mínima y que al Estado le resulta suficiente el proporcionar los capitales, para proclamar cumplimiento con Convenciones internacionales a las que suscribe; que exigen que se establezcan medidas adecuadas para permitirnos vivir una vida libre de todas las violencias. De esta forma las mujeres violentadas son victimizadas por la institución que rimbombantemente promete en sus viajes internacionales y apariciones populares, efectuar todo aquello que sea necesario, en orden de asegurar que no sean tantas las familias que deban endeudarse en tumbas precoces, ni tantos hijos asustados tratando de levantar a sus madres del suelo, ni la tanta rabia acumulada por la indolencia histórica del monopolio al mando de una nación golpeada por las abundantes promesas vacías que desalientan el voto, el sentido comunitario y el miedo omnipresente con que salen de casa todos los días.
La violencia de género, como todo acto delictual, merece ser tratada como un asunto prioritario diariamente, con la frecuencia brutal con que ocurre.
Marcela del Sol-Hallett
Creadora Proyecto 360 Prevención Criminal y Autodefensa Psicológica