Interacciones que pueden llevar a consecuencias leves o graves es lo que puede ocasionar el consumo de bebidas alcohólicas si se está bajo tratamiento farmacológico. Así lo aseguró la Químico farmacéutico del Servicio de Salud Chiloé, Eugenia Saldivia, quien señaló que el consumo de alcohol debe realizarse con precaución si se está bajo tratamiento con algún medicamento de uso crónico u ocasional, aun cuando se trate de una mínima cantidad, se debe consultar por los efectos a algún profesional de la salud. Lo anterior, dado que el consumo concomitante de medicamentos y alcohol pudiera producir efectos no deseados que podrían ser peligrosos para la salud.
La advertencia de la profesional, busca evitar complicaciones, esto por cuanto las celebraciones de fin de año, en su gran mayoría, están acompañadas de consumo de alcohol: “La combinación de bebidas alcohólicas y medicamentos nunca ha sido aconsejable, ya que los fármacos en su mayoría son metabolizados por el hígado, igual que el alcohol, por eso el consejo apunta a tener precaución al ingerir bebidas alcohólicas si una persona se está medicando. Se debe tener conciencia que cuando una persona está tomando medicamentos, el consumo de alcohol está contraindicado”.
Medicamentos y alcohol
Por esas fechas, las autoridades y los profesionales de la salud reiteran los peligros de beber en exceso, consecuencias que podrían ser peores si se está tomando medicamentos.
En el caso de los adultos mayores, existe mayor consumo de fármacos, los que son eliminados más lentamente por el organismo, por lo que la recomendación es tener mayor precaución y beber siempre con moderación.
Cada vez que una persona inicia un tratamiento farmacológico, explicó Eugenia Saldivia, debe consultar a su médico tratante o Químico Farmacéutico las contraindicaciones no sólo con las bebidas alcohólicas, sino también con los alimentos y de esta forma tomar las precauciones.
En el caso de los analgésicos potentes, sedantes y pastillas para dormir, al combinarlos con el alcohol pueden ocasionar somnolencia, discapacidad motriz, comportamiento inusual, respiración lenta o dificultosa y problemas de memoria.
Respecto de los fármacos para reducir la tensión arterial o hipertensión arterial, en su gran mayoría actúan como vasodilatadores o bloqueadores de sustancias que contraen los vasos sanguíneos o como diuréticos. Si estos, aseguró Eugenia Saldivia, se mezclan con el alcohol, su efecto se potencia pudiendo ocasionar mareos, desmayos, arritmias u otra situación compleja.
Si usa anticoagulantes como tratamiento farmacológico o se encuentra con tratamiento de antibióticos medicamento, debería abstenerse del consumo de alcohol.
Si consume medicamentos para la diabetes, es importante advertir que la interacción con bebidas alcohólicas, hace bajar a niveles peligrosos el azúcar en la sangre, generando náuseas, vómitos, problemas de presión sanguínea, dolores de cabeza y ritmo cardíaco acelerado, ya que estos medicamentos podrían impedir la descomposición del alcohol.