Envejecimiento femenino: desafíos para un cuidado integral

 Daniela Rojas Olave

Académica Carrera de Obstetricia

Universidad San Sebastián Sede De la Patagonia

Desde la mirada de la matronería, es importante visualizar anticipadamente un fenómeno que se viene desarrollando desde hace un tiempo. Para nadie es un misterio que la población general de nuestro país está en franco envejecimiento; esto, debido a múltiples factores, dentro de ellos, la esperanza de vida que ha ido en aumento. Veámoslo desde la perspectiva de la salud de la mujer.

Este indicador (esperanza de vida) nos permite estimar cuántos años podría vivir una persona al momento de nacer. En 2019, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) señaló que era de 83,4 años y se proyecta al 2035 en 86 años. Además, proyecta un 50,7% de población femenina y más del 18,9% de la población será mayor de 65 años.

Dicho aumento de la edad de nuestra población femenina nos demanda como profesionales de la matronería nuevas prioridades en lo que respecta a su atención de salud y, por ende, de una nueva orientación, formación y capacitación en nuestros ejes asistenciales.

Patologías como diferentes tipos de prolapsos genitales, incontinencias de orina, cánceres, y diferentes infecciones de transmisión sexual (ITS), afectan y son frecuentes en mujeres mayores, quienes no consultan oportunamente por diversos motivos: vergüenza, desconocimiento y lo que es peor, la normalización de este tipo de alteraciones, sólo por el hecho de ser personas mayores.

Estas alteraciones afectan no sólo físicamente a las usuarias, sino también y de manera muy importante su esfera psicológica, considerando dentro de ella el ámbito de su sexualidad y afectividad, área que debe ser abordada por un profesional que maneje la evolución fisiológica de la mujer a lo largo de todo su ciclo vital.

 

Actualmente, la evaluación geriátrica es realizada por un equipo multidisciplinario, a través del cual se puede abordar de manera más integral las diferentes aristas que puede presentar una persona mayor, al cual se debe sumar un profesional de la matronería.

 

Debemos, como profesión, generar un acercamiento a un nuevo concepto disciplinar que aborde de mejor manera los procesos de envejecimiento de las mujeres, término inexistente que, con un grupo de colegas, denominamos “Gerontomatronería”.