La detección temprana de los trastornos del lenguaje, un apoyo terapéutico adecuado y la estimulación de habilidades en casa, siempre generará un mejor pronóstico y disminuirá el impacto que estas dificultades pueden tener en otros ámbitos de la vida del niño como social y el académico.
Comenzaron las vacaciones de verano, una época muy esperada por todas las personas, especialmente por los más pequeños de la casa que dejarán mochila, lápices y libros guardados hasta finales de febrero y comienzos de marzo.
Sin embargo, estos días de descanso pueden ser ideales para reforzar ejercicios y evitar el desarrollo de un posible trastorno del lenguaje, lo que, si bien no es una enfermedad como tal, puede afectar al buen desarrollo comunicacional de los niños, perjudicando su capacidad de expresión.
La fonoaudióloga y académica de la carrera de Fonoaudiología de la Universidad San Sebastián Angélica Torres señala que “algunos padres pueden notar en la infancia dificultades de sus hijos al querer comunicarse con otros. Estas dificultades pueden estar asociadas a una patología de base que las explique, por ejemplo, algún síndrome, trastorno o por el contrario pueden aparecer sin una causa aparente durante el desarrollo del niño o niña, a estos últimos se les llama trastornos del desarrollo del lenguaje”.
Pero ¿qué se entiende como trastorno del desarrollo del lenguaje? La especialista explica que “no existen causas aparentes que expliquen la dificultad, generalmente son de inicio temprano y se diagnostican después de los 5 años, teniendo una prevalencia entre el 7 – 9% en la población infantil”.
Los niños que presentan trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL), suelen tener dificultades para comunicarse impactando en sus relaciones interpersonales y además en el aprendizaje. Generalmente de acuerdo con lo descrito en la bibliografía, los niños con TDL tienen dificultad para socializar con sus pares, además de tener dificultad con la adquisición de la lecto escritura y su comprensión, lo que puede conllevar a un menor rendimiento académico.
Al respecto, la fonoaudióloga entrega 6 recomendaciones para apoyar a un niño con trastorno del desarrollo del lenguaje en el hogar en estas etapas de pausas en los tratamientos y de receso escolar:
1. Jugar con el niño, priorizar siempre situaciones agradables y de intereses del niño, en ellas aprovechar la instancia para ampliar el vocabulario, entregar palabras asociadas a situaciones y generar un aprendizaje significativo para el menor.
2. Leer cuentos, la lectura compartida siempre es una buena instancia de relación, estimula la imaginación, nos entrega variedad léxica, complementa nuestras experiencias con nuevos saberes. Elijan libros que al niño le interesen, ojalá con imágenes. Compartan experiencias relacionadas con el contenido mientras leen, háganse preguntas. Recuerde que leer más de una vez el mismo libro, le permite al niño hacer más intervenciones, comentarios, tener mayor seguridad y es una oportunidad maravillosa para estimular la comunicación y el lenguaje.
3. Verbalizar las acciones y rutinas compartidas. Principalmente con los niños más pequeños es importante ir narrando o relatando aquello que ellos hacen o lo que hace el adulto.
4. En caso de que el niño cometa errores al hablar, al decir una palabra o frase, se debe explicar de manera indirecta, es decir no corregir, sino más bien brindar el modelo correcto.
5. Dar opciones para responder o intervenir. Algo que resulta muy bien cuando interactuamos es poder darle al niño otras opciones de respuesta, por ejemplo, al preguntar, ¿qué quieres? Y no obtener una respuesta inmediata, es bueno dar facilidades como preguntar, ¿quieres agua o jugo? Así tendrá el modelo y será más fácil para él la interacción.
6. Apoye con gestos el lenguaje para así ayudar a la comprensión.
7. Aumente los tiempos de interacción interpersonal, es decir priorice momentos donde se realicen intercambios comunicativos con ustedes como padres o cuidadores, en la plaza con otros niños, evitando actividades en las que no sea necesario el uso de lenguaje oral.
Por último, hay que tener en cuenta que en los niños más grandes no es necesario hacer actividades diferentes, es importante adecuar las lecturas, juegos, películas y momentos de interacción a su edad, favoreciendo el vocabulario propio de su etapa de desarrollo, lo que posteriormente le permitirá interactuar mejor de acuerdo a la demanda de su entorno, entre esas la escolar.