En un contexto donde la población chilena duerme en promedio alrededor de 6,8 horas por noche, por debajo de las recomendadas 7-9 horas diarias para adultos, es crucial reconocer la importancia del sueño en nuestra salud mental.
Desde la perspectiva de la psicoterapia y la salud mental, el sueño no es solo un período de descanso físico, sino un proceso vital para la regulación emocional y la consolidación de experiencias.
Paula Dagnino, directora del Postítulo en Psicoterapia y Salud Mental de la Universidad San Sebastián, destaca que durante el sueño, nuestro cerebro procesa emociones y experiencias del día, realizando una labor de reparación y regeneración a nivel cerebral y corporal. Además, el sueño nos brinda la oportunidad de reducir el estrés y la ansiedad.
Sin embargo, diversos factores pueden afectar la calidad de nuestro sueño, como los cambios en las rutinas diarias y las variaciones en los horarios de luz. Por ello, la higiene del sueño emerge como una herramienta invaluable para promover un descanso de calidad y un estado mental equilibrado.
La higiene del sueño implica adoptar hábitos y conductas que favorezcan un sueño saludable, desde la consistencia en los horarios de sueño hasta la creación de un ambiente propicio para dormir. Es crucial evitar actividades estimulantes antes de acostarse y fomentar rutinas relajantes que preparen el cuerpo y la mente para el reposo nocturno.
Es importante tener en cuenta que cualquier alteración persistente en el sueño merece atención profesional, ya que puede estar relacionada con condiciones más profundas como la depresión u otras patologías mentales.
En conclusión, el sueño y la salud mental están intrínsecamente conectados. Al priorizar la higiene del sueño y buscar ayuda profesional cuando sea necesario, podemos fortalecer nuestra salud mental y mejorar nuestra calidad de vida. ¡Celebremos el Día Mundial del Sueño promoviendo un descanso saludable y una mente equilibrada!