Proteger al planeta nunca fue tan crítico. Los enfoques, aunque un poco a destiempo, apuestan por ser holísticos, sustentables y responsables. Esto va desde cómo operamos los negocios hasta cómo se ayuda a que las comunidades reduzcan sus impactos ambientales.
Y es que aunque el mundo está más conectado que nunca, estamos desconectados de él. Proyectamos y avanzamos hacia el futuro, sin embargo, no estará disponible si no tenemos un planeta sano. Según el informe de la OCDE, publicado por Statista, en sólo dos décadas, la producción anual de residuos plásticos en todo el mundo se ha duplicado, pasando de 180 millones a más de 350 millones de toneladas.
Por si fuera poco, la alerta es crítica: si no limitamos el aumento de la temperatura global a menos de 1,5 °C en comparación con los niveles preindustriales, enfrentaremos mayores desastres naturales como inundaciones, fenómenos meteorológicos severos y frecuentes, sequías prolongadas y escasez de alimentos.
La NASA se ha preocupado de seguir alertando sobre las alzas de temperatura en diversas partes del mundo y julio del 2023 ya se registró como el mes más caluroso desde 1880. Por ello, además de un foco sostenible con carbono neutralidad y sin combustibles fósiles, tiene que existir un enfoque regenerativo para construir las capacidades para sanar y prosperar. A continuación, tres tareas fundamentales para ello.
Transición a la energía. Para alimentar al mundo con energías renovables, la red requiere una infraestructura digital actualizada para conectar diversas fuentes descentralizadas de energía limpia. Pero incluso cuando el mundo se electrifica, debemos reducir simultáneamente la cantidad de energía utilizada por una economía conectada.
Evolucionar el negocio a circular. Ahora es el momento de pasar de una economía que extrae recursos y eventualmente los desperdicia, a una circular que encuentra nuevos usos y los reutiliza para los productos y sus insumos.
Invertir en ecosistemas resilientes. Las economías prósperas dependen de entornos estables y sociedades inclusivas. Alimentarlas con ecosistemas resilientes, tanto financieros como ecológicos, suma nuevos marcos de valor.
Desde Cisco se han implementado acciones concretas como la promoción de energías limpias y asequibles; inversión en edificios inteligentes; utilización de Internet de las Cosas (IoT) para proteger la biodiversidad mundial; reducir el consumo de energía e impacto ambiental; establecer objetivos de reducción de GEI; gestionar los desechos electrónicos; y, por supuesto, cultivar habilidades y talentos. La resiliencia climática y una agenda colaborativa llevarán al mundo a la regeneración progresiva. De lo contrario, las consecuencias serán cada vez más insostenibles.
Claudio Ortiz Welsch Gerente general de Cisco Chile