El 29 de abril conmemoramos el Día de los Trabajadores de la Salud, una fecha que nos trae a la memoria a Lorena Durán Herrera, quien se desempeñaba en labores administrativas en el Centro Comunitario de Salud Familiar de la localidad de Lastarria, en Gorbea, Región de La Araucanía, quien falleció ese día, cuando la pandemia del Covid-19 estaba en su máximo apogeo durante el 2020.
A través de la memoria de ese episodio, se busca destacar la labor de las funcionarias y funcionarios de la “primera línea” del sistema, quienes se vieron especialmente sobre cargados en la pandemia.
Luego del trance de dicha crisis en nuestro país y el mundo, se hizo evidente la necesidad de implementar sistemas sanitarios cada vez más complejos y multidimensionales, que requieren de una logística de excelencia, que permita planificar, ejecutar y monitorear la provisión de recursos esenciales con eficiencia, seguridad, rapidez y precisión, contemplando su almacenamiento, transporte y distribución. Por esto, este ámbito debe ser considerado como una parte medular de los ecosistemas de salud, como lo reconoce la propia OMS.
Una logística exitosa en salud depende de distintos factores estratégicos. En primer término, es vital avanzar en la especialización de este tipo de funciones, dadas las características específicas del sector sanitario. Por ejemplo, en este ámbito es usual enfrentar situaciones de emergencia médica, donde puede estar en juego la vida de las personas, lo que implica generar protocolos y procedimientos especiales que aseguren tiempos de respuesta expeditos. Además, en este rubro se gestiona el suministro de productos y equipos delicados, que requieren de condiciones de almacenaje y transporte particulares, junto con un conocimiento experto para su apropiado manejo.
En este sentido, la capacitación y perfeccionamiento constante de los equipos humanos tiene gran importancia, junto con la coordinación y colaboración estrecha entre todos los actores de las cadenas de suministro, incluyendo proveedores, distribuidores y profesionales de la salud.
También es esencial incorporar tecnología de vanguardia, como plataformas de gestión en línea y sistemas de información geográfica para optimizar rutas de transporte, herramientas sin las cuales hoy en día es imposible administrar eficientemente la logística de cualquier establecimiento o sistema sanitario.
Pero, por sobre todas las cosas, para trabajar en logística en salud es imprescindible tener sentido de responsabilidad social, empatía y sensibilidad humana. Quienes trabajamos en este rubro, debemos entender que nuestros beneficiarios finales son las personas que cotidianamente acuden a los centros de salud buscando enfrentar patologías que afectan su calidad de vida.
A ellos nos debemos.
Por Pamela Schwerter, gerente General de Grupo Ahona