Yanira Madariaga Baeza, Psicóloga Clínica Certificada en Salud Mental Perinatal, académica de la carrera de Obstetricia, UNAB Viña del Mar.
En el contexto del Día Mundial de la Salud Mental Materna, es importante destacar los avances que Chile ha logrado en la implementación de políticas públicas que aborden aspectos fundamentales de la salud mental materna. Una ley y un proyecto que todavía avanza en el legislativo y que ejemplifican estos avances son la Ley Dominga y el Proyecto de Ley Adriana.
La Ley Dominga, promulgada en 2021, surge para proporcionar apoyo a las madres y sus familias frente a la muerte gestacional y perinatal. Estas muertes, tan invisibilizadas generan un profundo dolor emocional, pudiendo desencadenar problemas de salud mental, como depresión y ansiedad. La Ley reconoce este dolor y establece protocolos claros para acompañar a las madres y sus familias en este proceso.
Entre sus aportes clave, la Ley Dominga garantiza un permiso laboral para las madres y padres que experimentan la pérdida de un hijo durante el embarazo o poco después del nacimiento. Esta medida otorga tiempo para el duelo y reduce el estrés asociado con el trabajo. Además, la ley establece un marco para el acompañamiento psicológico y emocional, facilitando el acceso a profesionales capacitados para atender este proceso de duelo. La ley también contribuye a desestigmatizar la pérdida gestacional y perinatal, creando espacios de respeto y empatía. El efecto positivo de esta desestigmatización es doble: no solo permite a las madres y sus familias expresar su dolor sin juicios y recibir acompañamiento, sino que también ayuda a visibilizar estas experiencias, sensibilizando a la sociedad.
Hace pocos meses se promulgó la Ley Integral contra la violencia hacia las mujeres, que incluye dentro de su articulado la definición de violencia obstétrica, realizando por primera vez un reconocimiento jurídico de la existencia de este tipo de violencia de género y que sienta las bases para continuar trabajando por la promulgación de la Ley Adriana, proyecto que está en proceso de discusión, busca prevenir la violencia obstétrica y proteger la dignidad de las mujeres durante el parto. Esta iniciativa surge en respuesta a casos emblemáticos de violencia obstétrica, como el de de Adriana Palacios, quien además de sufrir violencia, su bebé fallece antes de nacer.
El Proyecto de Ley Adriana propone medidas para garantizar un trato respetuoso y humano en entornos de atención médica. Entre sus aportes, se encuentra la prohibición de prácticas abusivas, la promoción de la autonomía de las mujeres en la toma de decisiones sobre su parto y la capacitación del personal de salud en enfoques basados en el respeto y la empatía.
Esta ley, que esperamos se promulgue prontamente, tendrá un impacto significativo en la salud mental materna, ya que muchas experiencias traumáticas durante el parto pueden conducir a trastornos de estrés postraumático, ansiedad y depresión. Al abordar estas causas de trauma, el Proyecto de Ley Adriana busca crear un entorno seguro y respetuoso para las madres, lo que a su vez fomenta la confianza en los servicios de atención médica.
Ambas leyes representan avances sustanciales en el cuidado de la salud mental materna en Chile. La Ley Dominga y el Proyecto de Ley Adriana muestran avances significativos en bienestar emocional de las madres y sus familias.
A pesar de estos avances significativos, todavía existen desafíos mayores que deben abordarse para garantizar una salud mental materna adecuada en Chile. Uno de los principales retos es la inclusión de la salud mental perinatal en el programa nacional de salud mental, lo cual requeriría una mayor inversión de recursos y la creación de políticas específicas para el seguimiento y tratamiento de las condiciones perinatales. Además, es necesario mejorar el acceso a servicios de salud mental perinatal, asegurando que las madres en todo el país puedan obtener atención de calidad sin barreras geográficas o económicas.
Por otro lado, se necesita una formación continua y actualizada de los profesionales de la salud para que comprendan las necesidades únicas de las madres durante la gestación, parto y el período postnatal. Equipos de atención multidisciplinaria, con psicólogos, matronas, obstetras y otros especialistas, pueden marcar la diferencia en el tratamiento y prevención de trastornos de salud mental en este contexto. Finalmente, la sensibilización y educación de la sociedad sobre la importancia de la salud mental materna es fundamental para construir un entorno más comprensivo y empático para todas las madres. Con estos desafíos claros, Chile puede seguir avanzando hacia un sistema de salud que realmente cuide a sus madres y a las generaciones futuras. El Día Mundial de la Salud Mental Materna nos recuerda la importancia de seguir avanzando en esta dirección.