Columna de opinión escrita por la académica de Terapia Ocupacional Débora Grandón Valenzuela.
En esta nueva conmemoración del día de la terapia ocupacional en Chile, no sólo reconocemos el 61avo aniversario de nuestra primera organización gremial, sino también la labor de una profesión dedicada a la inclusión social. Desde hace ya un par de décadas la terapia ocupacional ha ampliado su quehacer hacia la transformación de aquellas condiciones sociales que reproducen injusticias e inequidades, no sólo en materia de salud y rehabilitación, sino también en el acceso a derechos sociales básicos como el trabajo, la educación o la vivienda.
Este quehacer nos permite reconocer día a día la realidad social y sus dolores, allí en lo más capilar, por lo que no podemos permanecer ajenas y ajenos ante las expresiones más cotidianas de un modelo socioeconómico voraz, que prima la competitividad y el individualismo, a costa de la erosión del lazo social. Ciertamente vemos avances en materias de inclusión, como por ejemplo, la reciente creación del Registro Nacional de Personas Cuidadoras —que ha sido un gran pendiente en materia de discapacidad—, pero también vemos con preocupación situaciones complejas como la precarización de la vejez, la creciente crisis de salud mental, el bullying en las escuelas, y el aumento de la violencia de género. Sin ir más lejos, hace unas semanas supimos del violento asesinato de Ariel Millar aquí en Valdivia, crimen de odio basado en su orientación sexual, que es también una forma de violencia de género.
Todo ello, no puede sino reafirmar nuestro compromiso permanente con la promoción de condiciones de vida justas y dignas para todas las personas, ya que, como bien reconoce la Organización Mundial de Salud, existen determinantes sociales que afectan directamente nuestra experiencia de bienestar, salud y calidad de vida. En esta gran labor, no sólo requerimos de mayores y mejores políticas públicas, sino también de un cambio cultural atravesado por el fortalecimiento de las relaciones comunitarias y el tejido social, así como del cuidado mutuo y comprometido, que nos permita generar una sociedad más inclusiva, diversa, ética, y justa.
Un gran saludo a todas las y los terapeutas ocupacionales de Chile en este día.