Más allá de reducir el riesgo de cáncer y mejorar el estado de los pulmones y las vías respiratorias, expertos también destacan su impacto positivo en la salud cardiovascular, la piel, la salud mental y la nutrición.
Cada 31 de mayo se conmemora el Día Mundial Sin Tabaco, fecha establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para desincentivar el uso del cigarrillo y dar a conocer sus efectos negativos en la salud.
En Chile, se estima que mueren 52 personas por día a causa del tabaquismo y se le pueden atribuir el 16% de los fallecimientos que se producen en el país. Sin embargo, no todo es negativo, ya que el Estudio Nacional de Drogas 2020 de SENDA señala una disminución sostenida en el tiempo del consumo de tabaco diario de 30,6% a 19,6%, respecto del estudio de 2002.
El Dr. Víctor Leiva, broncopulmonar de Clínica Ciudad del Mar, explica que esto se puede deber a dos razones: las normativas que regulan el consumo del tabaco y el mayor acceso a información respecto a sus efectos nocivos en la salud. “Esto redunda en una disminución en la prevalencia, sobre todo en edades tan críticas como son las más jóvenes. Sabemos que el consumo del tabaco parte entre los 13 y 14 años, lo que a largo plazo puede provocar enfermedades en distintos sistemas y órganos”, afirma el especialista.
Además, el Dr. Felipe Rivera, broncopulmonar de Clínica Dávila, agrega: “Todas las personas que dejan de fumar se sienten mejor, respiran mejor, les mejora la piel, disminuye el monóxido de carbono en los individuos que tienen retención de CO2, mejora la capacidad de ejercicio. Mientras antes se deje de fumar, los años perdidos tenderán a recuperarse y disminuirá la probabilidad de desarrollar cáncer. Después de 15 años de dejar el cigarro uno llega a tener la misma frecuencia de un individuo que no fuma”.
Una alimentación equilibrada también puede ayudar a revertir los daños provocados por el tabaquismo. Carola Pantoja, nutricionista de Clínica Biobío, asegura: «Una dieta rica en frutas y verduras puede ralentizar el proceso de envejecimiento y el deterioro de la función pulmonar por su alto contenido de antioxidantes. En este caso, el consumo de tomate y manzana, ricos en Vitamina C, betacaroteno y antioxidantes, ayudaría. Y, se recomienda evitar las bebidas con cafeína que estimulan el sistema nervioso central”, dice la profesional.
Por otro lado, hay alimentos que pueden ayudar a reducir la ansiedad y el deseo de fumar. “Los frutos secos, semillas, legumbres, granos integrales y la palta son ricos en magnesio y, por ende, su consumo favorece el relajamiento muscular como un tranquilizante natural”, explica Pantoja.
En relación al apoyo emocional para quienes dejan de consumir tabaco, el psiquiatra de la Clínica Dávila Vespucio, Paulo Melipil, sostiene que el rol de los especialistas de la salud mental es fundamental para manejar el estrés y la ansiedad de este proceso: “Las técnicas que tienen más validez en el manejo de detención su posterior cese tiene que ver con estrategias psicoterapéuticas, específicamente con psicoterapia cognitivo conductual, asociado a un manejo farmacológico. Existe más de un medicamento que se pueden indicar para disminuir los síntomas de abstinencia y la necesidad de fumar, pero si no existen los cambios conductuales, los fármacos no logran por sí solo ser efectivos”.