Según cifras analizadas, a fines del año pasado, por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) solo la comuna de Osorno mantiene un déficit cercano a las 9 mil soluciones habitacionales, esto sin contar la realidad que exponen los campamentos en la región de Los Lagos. En cuanto a las viviendas deterioradas en el lugar, ronda el 58% y grupos de allegados por incapacidad financiera se ubica en un 34%; creciendo este ítem en un 50% en comparación al 2017.

En el marco de esta preocupante situación, es que año tras año, el Colegio San Mateo de Osorno realiza la actividad denominada Semasol o Semana de la Solidaridad, jornada protagonizada por los estudiantes de 3° medio, que tiene como objetivo «vivenciar una experiencia de encuentro y servicio, compartiendo el trabajo y la cotidianidad con familias en situación de pobreza y vulnerabilidad en el sector urbano de la ciudad», según la encargada de la experiencia y coordinadora de pastoral tercer ciclo, Andrea López.

La actividad es financiada por el colegio, pero reciben la ayuda de las familias y estudiantes de 7mos a 4tos medios, con la campaña de materiales y de distintas empresas de la ciudad que aportaron generosamente con insumos materiales para poder llevar a cabo la experiencia: Ferreterías Weitzler, Comercial Climent, Madexpo. Estas jornadas se realizaron en la población Quinto Centenario, Shilling y alrededores, donde 16 cuadrillas integradas por estudiantes y 17 funcionarios, de distintos asesores estamentos, que son asesores de grupo y se ponen a disposición de la experiencia realizaron reparaciones, forrado de piezas, baños, construcción de cercas, entre otras labores en 18 casas. Previo a las labores, tanto funcionarios como alumnos, tuvieron su capacitación donde se les explicó con lujo de detalle el trabajo que debían realizar.

Durante la semana, los estudiantes y los funcionarios trabajaron de manera mancomunada en beneficio de estas familias, a su vez, compartían con ellas para conocer un poco más de su vida. Esta edición de Semasol, se realizó en conjunto con la obra social “Olla Solidaria Santa María Josefa” que desarrollan las hermanas de la Congregación Siervas de Jesús, representada a través de la Hermana, Mariela Pérez, quien destacó que «es muy importante trabajar en conjunto, juntar las manos, los esfuerzos, estas buenas voluntades, ser ingenioso en ayuda del que más lo necesita. Estamos en el sur y el invierno se siente más fuerte acá, y hay familias y personas que más lo sienten, que tienen sus casas en precarias condiciones, que se les imposibilita acondicionarlas, y es una buena opción para que los jóvenes puedan aportar su ayuda». La olla solidaria entrega 150 raciones de comida durante tres veces a la semana, adicional a esto, las integrantes de la congregación visitan a los enfermos y brindan su compañía.

Por su parte, la asistente social, Andrea López, expresó que «nosotros como colegio trabajamos en nuestra comunidad, colocando como premisa donde esté la y hemos estado en muchísimos lugares, hay poblaciones antiguas, como es el caso de quinto centenario, que fueron viviendas sociales entregadas hace más de 35 años, donde los propietarios son adultos mayores, las casas tienen un deterioro natural por el paso de los años, muchos viven con lo justo para sus gastos básicos lo que impide que inviertan en repararlas, estas viviendas muchas veces pasan desapercibidas, ya que se ve una población, con características tradicionales, que no evidencian el deterioro estructural interno. Por lo tanto, conociendo el trabajo de las hermanas en la población solicitamos su ayuda, teniendo como prioridad el trabajo con adultos mayores, mujeres jefas de hogar, y niños. La idea es que los estudiantes junto a sus familias, posteriormente, puedan continuar el voluntariado, y que se genere una visita, al menos mensual.

La coordinadora de la experiencia agradeció a al presidente de la junta de vecinos de la población V Centenario, con quien trabajó para realizar el catastro de las familias seleccionadas.

En tanto, el capellán del tercer ciclo, Héctor Guarda, explicó que «además de formar al estudiante en habilidades académicas, nos interesa que sea un experto en humanidad, en eso la integración es clave, que sea un buen estudiante, pero que también sea un hombre y mujer que empatice con el dolor humano, que podamos mirar Osorno que es una ciudad que cada vez segmenta más, que coloca en un lugar a los ricos y a otros a los pobres, donde hay una sociedad que trata de tapar aquello que molesta o incomoda y la pobreza incomoda, en ese sentido lo que hacemos como colegio es enseñar a los jóvenes a mirar la ciudad con todas sus aristas. Sabemos que estamos formando personas comprometidas con la ciudad, esto es un movimiento circular donde los ganadores son todos, tanto alumnos y alumnas como las familias beneficiadas, lo bonito es ser acogidos por las familias. Estoy convencido de que Dios necesita nuestras manos para construir un mundo mejor».

Una de las beneficiadas fue Irma Arriagada, habitante de la calle La Misión, quien agradeció «el trabajo y la ayuda, construyeron una pared para separar dos dormitorios. Como familia nos sentimos agradecidos por esta ayuda, así como la hermana quien prestó su apoyo durante esta semana». Por otra parte, el estudiante, Julien Rousseaux Navarro, expresó que «ayudamos a forrar la pieza de la señora y de sus hijos. Fernando Henríquez Hernández, dijo que trabajaron «en dos casas, arreglando el techo y goteras, también forramos por dentro y fuera y el balo, también»

En el último día, todos los integrantes que apoyaron y colaboraron durante el Semasol participaron de una misa de Acción de Gracias, realizada en el mismo sector, por esta oportunidad de brindar una mano amiga y escuchar testimonios de los estudiantes involucrados, así como los beneficiados. En el momento, cada asesor de cuadrilla regaló una pulsera como recuerdo de esta vivencia tan importante en la vida de estos jóvenes. Las pulseras tenían el siguiente mensaje grabado: «No tengo otras manos más que las tuyas».