Académicos del Diplomado en Revisiones Sistemáticas y Metaanálisis de la USS despejan dudas y desinformaciones sobre la vacunación mediante evidencia científica robusta. Destacan la efectividad demostrada de las vacunas contra COVID-19, influenza y neumococo en la población chilena, resaltando la importancia de campañas de vacunación para asegurar una amplia cobertura nacional. Asimismo, enfatizan la necesidad de educar y comunicar con claridad para fortalecer la confianza en las vacunas.

En un esfuerzo por aclarar los cuestionamientos y mitos en torno a la vacunación, los académicos e investigadores Felipe Araya Quintanilla y Camila Ávila, director y docente del Diplomado en Revisiones Sistemáticas y Metaanálisis de Intervenciones en Ciencias de la Salud de la Universidad San Sebastián (USS) respectivamente, comparten su visión basada en evidencia científica.

La eficacia de las vacunas es evaluada mediante estudios científicos de alta calidad metodológica, como revisiones sistemáticas y ensayos clínicos aleatorizados. Los académicos explican que existen numerosas publicaciones sobre la efectividad y efectos adversos de las vacunas. Un ejemplo es la revisión sistemática Cochrane sobre las vacunas COVID-19, que analizó más de 600 ensayos aleatorizados. Esta revisión demuestra una alta efectividad de las vacunas para prevenir desenlaces críticos como la infección severa.

En general, la tasa de efectividad de las vacunas de influenza, COVID-19 y neumococo es alta en la población chilena. Comparado con otros países, Chile tiene una alta aceptación a la vacunación gracias a campañas extensas que aseguran una cobertura nacional significativa. Según Camila Ávila, una efectividad del 65% en la vacuna contra la influenza indica una reducción significativa en el riesgo de contraer la enfermedad. Sin embargo, factores como la variabilidad del virus, la salud general de la persona y la presencia de enfermedades crónicas pueden influir en la efectividad. La influenza, siendo un virus que muta constantemente, puede afectar la correspondencia entre la vacuna y las cepas circulantes.

La campaña de vacunación en Chile tiene buena cobertura entre adultos mayores, personas con enfermedades crónicas, embarazadas y niños. Sin embargo, existen diferencias notorias entre zonas urbanas y rurales debido a la infraestructura de salud y el acceso a la información. A pesar de estas diferencias, los criterios para definir la población de riesgo están basados en evidencia científica y recomendaciones de organismos internacionales como la OMS y los CDC. Estos criterios se revisan y actualizan conforme a nuevos estudios y datos epidemiológicos.

En Chile, como en muchos otros países, existen grupos reticentes a la vacunación, aunque no son mayoritarios. La reticencia se debe a desinformación, creencias personales, miedo a efectos secundarios o desconfianza en las instituciones de salud. Es crucial abordar estas preocupaciones mediante campañas de educación y comunicación efectivas, proporcionando información clara y basada en evidencia científica para fomentar la confianza en las vacunas y aumentar las tasas de vacunación.

«Es fundamental mantener a la población informada sobre los avances científicos en vacunas», concluyen los académicos. Asimismo, refutaron los principales mitos en torno a las vacunas.

  1. Mito: Las vacunas causan autismo.

Este mito se originó a partir de un estudio ahora desacreditado que sugería una conexión entre la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) y el autismo. Sin embargo, numerosos estudios posteriores, incluyendo grandes revisiones sistemáticas, han demostrado de manera concluyente que no existe tal relación. La comunidad científica respalda firmemente la seguridad de las vacunas en relación con el autismo.

  1. Mito: Las vacunas pueden infectarte con la enfermedad que pretenden prevenir

Las vacunas contienen versiones debilitadas o fragmentos inactivos del patógeno, lo que desencadena una respuesta inmunitaria sin causar la enfermedad completa. No contienen suficientes microorganismos vivos para provocar la enfermedad en una persona sana.

  1. Mito: Las vacunas contienen ingredientes peligrosos

Los ingredientes de las vacunas, como conservantes y adyuvantes, son necesarios para mantener la estabilidad y la eficacia de las vacunas. Estos ingredientes han sido estudiados y probados extensamente para asegurar que sean seguros en las cantidades utilizadas en las vacunas.

  1. Mito: No es necesario vacunarse si la enfermedad ya está erradicada

Aunque algunas enfermedades pueden estar controladas o casi erradicadas en ciertas regiones debido a la vacunación exitosa, la interrupción de la vacunación podría permitir que estas enfermedades regresen. La vacunación continua es crucial para mantener la inmunidad colectiva y prevenir brotes.

  1. Mito: Las vacunas no son necesarias si tienes un sistema inmunitario fuerte

Si bien tener un sistema inmunitario fuerte puede proporcionar cierta protección contra enfermedades, las vacunas estimulan una respuesta inmunitaria específica y más efectiva. Además, la inmunización de la comunidad a través de la vacunación ayuda a proteger a personas que tienen sistemas inmunitarios debilitados o que no pueden vacunarse.

Desmitificar estas creencias con información científica es esencial para promover la confianza en las vacunas y garantizar la salud pública.