Alumnos de las sedes de Puerto Montt, Osorno y online permanecieron una semana en el lugar donde ayudaron a mejorar la calidad de vida de cuatro familias.
“Para mí es una satisfacción bastante grande, porque en las condiciones en las que me encuentro- con un 20% de capacidad pulmonar donde no puedo trabajar, donde camino y me canso, donde me hace mal el frío y el calor, no puedo hacer nada- entonces esta ayuda es inmensa, así que estamos felices con mi esposa María Angélica, con quien vivimos desde 1996 aquí. Nuestra casita ya tenía muchas filtraciones y los jóvenes nos ayudaron con las puertas, con el piso, con las filtraciones del frío. Soy un hombre de mar, pero ahora no puedo hacer prácticamente nada”.
Agradecido y feliz con la ayuda se muestra Waldo Cádiz Pincheira, quien, junto a su esposa, son uno de los cuatro casos que recibieron ayuda, contención y compañía durante una nueva versión de los Trabajos Voluntarios de Invierno que se desarrollaron en Cochamó, con 30 estudiantes de las sedes Puerto Montt, Osorno y online.
Ignacio Huilitraro Huilitraro, estudiante de segundo año de Psicopedagogía y que participó de su tercer voluntariado, dijo que lo motiva “vivir la experiencia, conocer otras realidades, salir de mi burbuja de la que siempre he estado envuelto. Por lo mismo, siempre se espera que esto me ayude a mejorar como parte de mi profesión, a enriquecerla y conocer experiencias y personas. Fuimos súper bien acogidos, nos tocó una familia muy conversadora, muy amables, nos contaron un poco más de su historia, se nota que estaban muy agradecidos con esta ayuda que les brindamos”.
Los estudiantes intervinieron para contribuir con el mejoramiento en la calidad de vida de cada beneficiado, ayudando a disminuir los índices de vulnerabilidad en la que se encuentran distintas familias del sector. Esta es parte de la inmensa labor que realizan los estudiantes movidos por los valores tomasinos y su gran espíritu social en los Trabajos Voluntarios de Invierno Santo Tomás. Así lo demuestra la experiencia de Ángel Bañares Barrientos, estudiante de Psicología, que, por segunda vez, participó del voluntariado.
“Me motivé nuevamente porque siento que es una oportunidad para generar autoconciencia, ver otras realidades y tener una perspectiva diferente en relación a las comunidades porque, además, siento que se relaciona mucho con mi carrera, que va a potenciar mis habilidades sociales y de crecimiento personal. Ha sido una experiencia maravillosa y, obviamente, nuestra ayuda fue de calidad para las personas, también disfrutamos con nuestros compañeros y se disfruta más de estar juntos en esto”, sostuvo la joven.
Ángel estuvo en la casa de María Nilsa Maldonado Toledo, quien vive sola desde que enviudó en un hogar donde faltaba mucho abrigo. “Trabajaron en una pieza porque estaba mala, abierta, entraba el frío, así que la forraron para que no se pierda el calor de la estufa. Yo vivo solita y mi pieza está aquí al lado del fuego, pero ahí (en la habitación de los trabajos) entra el viento y el frío. Me parece bien que estén ayudándome porque lo necesitaba mucho”, indicó.
Otra de las familias beneficiadas fue la de María Mariela Guaiquil Leiva, quien vive junto a sus hijos en una casa que necesitaba abrigo también. “Me parece excelente que estuvieran los estudiantes aquí, me faltaba un poquito de ayuda, así que estoy contenta porque hicieron una pared, la forraron y en el baño igual trabajaron para mejorarlo. Estoy feliz, vivo con dos de mis cuatro hijos y llevo más de 20 años en este mismo lugar, nací en San Luis, frente a Puelo, y luego de vine para acá y he estado haciendo mi casita de a poco”, dijo.
La estudiante de Diseño Gráfico, Crysthel Hernández Ojeda, con su tercer voluntariado fue parte de los trabajos de mejora en casa de María Guaiquil. “Siento que los Trabajos Voluntarios son una instancia que nos entrega Santo Tomás en la que podemos desenvolvernos en todas las áreas, tanto de destreza manual como social, ya que conocemos a muchas personas, vemos otras situaciones y podemos ayudar a las personas y mejoramos nosotros también, crecemos y le damos valor extra a lo que hacemos”, detalló la joven tomasina.
El cuarto caso que fue parte de este voluntariado de invierno corresponde a Víctor Andrade Villarroel, quien dijo que “nunca había pensado que vendrían estudiantes a hacer este trabajo tan grande a mi casa y acá estuvieron todos juntos haciendo un beneficio para una persona mayor como yo, que vivo solo y que llevo más de 40 años en Cochamó, toda una vida. Gracias por todo, estoy feliz y contento porque igual me acompañaron, conversamos, nos reímos”.
Dos de nuestras tomasinas de Puerto Montt fueron parte del trabajo en la casa del vecino. La primera es Catalina Nancucheo Mancilla, estudiante de segundo año de Psicología. “Lo que me motivó a inscribirme por tercera vez a los voluntariados fue la calidez con la que te reciben las personas, siento que es algo mutuo, nos reciben en su casa, nos brindan facilidades para trabajar, así que eso me gusta, me agrada mucho y me llena el corazón de alegría. Estoy participando porque me enamoré de esto, de ayudar”, sostuvo.
Su compañera de voluntariado, María Paz Santana Álvarez, quien va en tercer año de Psicopedagogía y en su segundo voluntariado, dijo que le motiva su carrera “porque me interesa la parte de socio-comunitaria, entonces me gusta brindarles apoyo a las personas que realmente lo necesitan, además he visto harto que en Santo Tomás es algo que siempre está presente, dándole apoyo a varios sectores súper vulnerables. Y me llamó mucho la atención igual, la fraternidad que tenemos entre nosotros, creo que igual se fomentan mucho nuestras habilidades y actitudes con la comunidad”.
Enrique Caico Masse, director de Asuntos Estudiantiles de Santo Tomás Puerto Montt, unidad que coordina los Trabajos Voluntarios, explicó que “estuvimos por segunda vez en la comuna de Cochamó, porque nos invitó el municipio por el lindo y buen trabajo que hicieron nuestros estudiantes, de mucha entrega, de mucha solidaridad y fraternidad enmarcado en el sello tomasino que nos caracteriza. Todos se esforzaron mucho, es un clima helado con temperaturas bajo cero y en ningún momento, los alumnos tuvieron una queja o un malestar, al contrario, había disposición y esfuerzo para hacer un trabajo de excelencia, quedando las familias muy satisfechas y felices. Como balance, nuestros tomasinos salieron diferentes, con un aporte a su formación personal en cuanto a los valores tomasinos, pero también vieron otras realidades y les cambió el chip, acá inculcamos que antes de ser buenos profesionales deben ser buenas personas. Y sí, se logró, lo son”.