Pese al contexto digital en el que estamos inmersos, experta de la USS asegura que el hábito de la caligrafía podría beneficiar a los pequeños en su desarrollo cognitivo, a la comprensión lectora y la motricidad fina.
Cada 9 de agosto se celebra el Día Mundial de la Caligrafía, con el propósito de apreciar el arte de la escritura a mano y celebrar la creatividad a la hora de plasmar las letras.
Más allá de una expresión artística, para los expertos en educación esta práctica es una herramienta que puede apoyar el desarrollo integral de los niños, aún en la era de la digitalización en la que vivimos.
Teresa Vidal, académica de Pedagogía en Educación Básica de la Facultad de Educación de la USS, asegura que el proceso de la escritura a mano tiene su inicio en el período preescolar desde los 4 años en adelante, donde comenzamos a enseñar a nuestros niños y niñas a soltar la mano al momento de trazar líneas que permitan construir a futuro su competencia comunicativa; ya sea, para relacionarse, expresar ideas, sentimientos, crear, informar, investigar o aprender. Por esto, la caligrafía no solo fomenta habilidades motrices, sino cognitivas y emocionales que contribuyen al desarrollo académico y personal.
“En un mundo cada vez más digital, es vital no descuidar la enseñanza de la caligrafía, ya que tiene un impacto duradero en la forma en que los niños se relacionan con el aprendizaje y la expresión escrita”, asegura la educadora.
Beneficios de la escritura a mano
Vidal asegura que es fundamental que los niños aprendan a escribir a mano, ya que al hacerlo estos refuerzan su aprendizaje, les ayuda a recordar y comprender mejor la información y también estimula que puedan expresarse creativamente al variar estilos y trazos, así pueden explorar su individualidad e identidad. “Si el proceso alfabetizador no se lleva a cabo de manera correcta, se potencian las consecuencias en otras áreas educativas, pudiendo incluso afectar en el éxito o el fracaso escolar, la preparación técnica para acceder al mundo del trabajo y el grado de autonomía”, indica.
La práctica constante de la caligrafía contribuye a un desarrollo más fluido y legible de la escritura, lo que es fundamental para su éxito académico, pues reduce los errores ortográficos, ya que, al concentrarse en la formación correcta de la letras y palabras, tienden a cometer menos errores, siendo esencial para el aprendizaje del lenguaje.
“La invitación es a los padres y profesores de educación inicial es que sigan practicando la escritura a mano, pues los niños que pueden escribir de forma rápida y legible tienen más probabilidades de demostrar buenas habilidades para expresar lo que piensan mediante la palabra escrita”, finaliza la académica.