Por Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo
El 17 de julio pasado tuve el privilegio de ser invitado por la misión chilena en la ONU al Foro Político de alto nivel sobre el Desarrollo Sostenible, para dar compartir una mirada desde Chile sobre cómo evoluciona el primero de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): la erradicación de la pobreza.
Los ODS, adoptados por las Naciones Unidas en 2015, son un ambicioso llamamiento universal a poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para el 2030 todas las personas disfruten de paz y prosperidad. Invitado por el Consejo Económico y Social (ECOSOC) de la ONU, que el último año ha sido presidido por la embajadora de Chile ante las Naciones Unidas, Paula Narváez, hablé de cómo avanza esa tarea titánica en esta zona del mundo.
El último informe de los 17 ODS reporta que la mitad están retrasados y más del 30 por ciento se han estancado o retrocedido. Según el reporte voluntario de Chile de 2023, nuestro país, disminuyó 0,4 puntos en comparación con su desempeño del año anterior, pasando del lugar 30 al 32 del ranking mundial. El país con mejor posición es Finlandia con un puntaje de 86.35 y el peor con números reportados, Sudán, con 40.14. Chile tiene 77.82 puntos.
Nuestro país enfrenta problemas estructurales que se reflejan en una persistente matriz de desigualdades, dificultando el avance hacia un desarrollo sostenible. Esta desigualdad incide en el acceso a oportunidades, sobre todo de los grupos más vulnerables, ya que no se cuenta con políticas integrales que conecten la oferta pública con la privada.
Esto es clarísimo en el caso de las personas mayores, las con discapacidad física y mental y las que viven en situación de calle.
Vivir en la calle representa una de las expresiones más profundas de la pobreza. Es, además, la característica más visible de una constelación de exclusiones, carencias y vulneraciones de derechos que se retroalimentan entre sí. Suena ingenuo esperar un futuro sin pobreza cuando más de cien millones de personas en el mundo enfrentan la situación de calle. En Chile, esta población aumentó en 37 por ciento en los últimos 5 años. Dentro de las principales causas de este incremento se encuentran la pandemia y sus consecuencias económicas y sanitarias, el masivo fenómeno migratorio y la crisis de vivienda. Una singularidad chilena en esta materia es que tenemos la más alta permanencia de personas en calle del continente: el 31% de ellas pasa en promedio seis años y más en esta situación.
La única forma para enfrentar este complejo problema social es a través de políticas públicas innovadoras e integrales.
Nosotros como Hogar de Cristo y otras fundaciones, operamos el Programa Vivienda Primero en varias regiones de Chile, el cual ha logrado sacar a 700 personas de la calle. Lo desarrollamos con el financiamiento del Ministerio de Desarrollo Social, desde hace 5 años.
Esta iniciativa público-privada favorece a hombres y mujeres mayores de 50 años, y el objetivo es que superen la situación de calle a través del arriendo de una vivienda y de acompañamiento social. En un lustro, los resultados de Vivienda Primero en el Hogar de Cristo han demostrado que el 99% de los participantes ha mantenido sus viviendas, que el 70% disminuyó el consumo de alcohol y drogas, y que el 30% generó ingresos autónomos.
Además de estos logros notables, estudios del Ministerio de Economía demuestran que el costo por persona anual del programa es inferior a lo que gasta el Estado en atender a una persona en situación de calle.
Vivienda Primero es un ejemplo alentador respecto de cómo, ofreciendo soluciones innovadoras y efectivas a los grupos que se están quedando atrás, se puede superar la pobreza. Lo desalentador es que es este sea sólo un ejemplo y no parte de una política integral.
Ahora mismo, el Hogar de Cristo lucha por que se abran más albergues para evitar que la gente muera de frío y, por eso mismo, está en medio de una colecta digital para ampliar albergues, rutas calle, casas de acogida. Esto, porque en lo que va del año, ya hay 13 personas muertas por hipotermia en la calle, cuatro más que todos los fallecidos por esta causa en 2023.
Por eso, en la ONU y acá, los insto a pensar y actuar juntos en busca de las mejores sendas para reducir la pobreza y dejar de considerarla parte del paisaje.