Dr. Danilo Leal Moraga, director del Magíster en Ciencias de la Computación & Magíster en Ingeniería Informática de la U. Andrés Bello y presidente de la Comisión Ciencia de Datos Colegio de Ingenieros, Zonal Valparaíso.
En una reciente intervención, el cuestionado presidente Nicolás Maduro ha generado controversia al pronunciarse en contra del uso de la popular aplicación de mensajería, WhatsApp, a la que se refirió como «wasap». La medida, que muchos califican como caricaturesca, ha desatado un debate sobre la percepción y el uso de las plataformas tecnológicas en el ámbito político.
Maduro, quien desde hace tiempo ha expresado sus preocupaciones sobre la influencia de las redes sociales y las herramientas tecnológicas en Venezuela, ha argumentado que estas plataformas son utilizadas con fines de espionaje y manipulación política por actores extranjeros. Según él, aplicaciones como WhatsApp son parte de un complot internacional que busca desestabilizar su gobierno y monitorear las comunicaciones de los ciudadanos venezolanos.
La insistencia de Maduro en prohibir WhatsApp y otras aplicaciones similares raya en lo caricaturesco, especialmente al utilizar términos incorrectos como «wasap», lo que ha sido objeto de burlas en las redes sociales. Sin embargo, detrás de estas declaraciones se esconde una preocupación más profunda sobre el control de la información y el uso de las plataformas tecnológicas como herramientas de poder.
El debate sobre el uso de la tecnología en las elecciones se ha intensificado en los últimos años, en un contexto donde las plataformas digitales han desempeñado un papel importante tanto en la difusión de información como en la generación de desinformación. Mientras que para algunos gobiernos estas herramientas son vistas como amenazas potenciales, para muchos representan un medio vital de comunicación.
La controversia en torno a la prohibición de WhatsApp y otras plataformas plantea importantes interrogantes sobre el futuro de la libertad digital en Venezuela y la relación entre la tecnología y el poder político. En un mundo donde la comunicación digital se ha vuelto imprescindible, la postura de Maduro ha generado un debate global sobre los límites del control estatal y la privacidad de las comunicaciones en la era moderna.